“La crueldad de la corrupción cuando está en juego la vida de un
enfermo”
A raíz del más escandaloso caso de corrupción del gobierno de PPK, con
su exasesor, el médico Carlos Moreno. En diversos medios de comunicación
nacional y también regional, saltaron otras denuncias de corrupción, casi todos
giran en torno a los profesionales médicos. Viendo y leyendo de la crueldad con
que actúan los que deben salvar vidas, una pregunta gira en mi cabeza, ¿quién
es más corrupto, los médicos, los policías, abogados, jueces, fiscales,
alcaldes…?
Foto: Perú21 |
Lamentablemente tendemos a generalizar. No decimos el policía Juan es
corrupto, decimos los policías; tampoco afirmamos el juez Linio es un coimero,
generalizamos a los jueces; no sindicamos que le encanta la sopa de choros al
abogado Terrón, solemos decir todos los abogados son adictos a la sopa de
choros. Así generalizamos a los periodistas, profesores y demás profesionales.
En esta columna también peco al generalizar.
De llano la pregunta parece estar mal planteada. Quizás debamos
interrogarnos quién es más cruel al ser corrupto, los médicos o los policías o
los demás. Creo no equivocarme que a los ojos de la opinión pública los más
corruptos son los policías, no porque sea así necesariamente, sino que están
más presentes en nuestra cotidianeidad. Viajamos más y vemos más el actuar de
los policías, vamos menos al hospital y sabemos menos de los médicos. Si viajas
en un bus y te ganaste con que el conductor le coimeó al agente, la propagación
del hecho se multiplica más que cuando un médico lo hiciera en su consultorio
o, quien sabe, ni siquiera nos enteraríamos sino es hasta el destape de los
negociazos de Moreno. Además, en la coima al policía tienen la ocasión de
regatear, si eres caserito, te da yapa para pasar sin diezmo, pero si se tratan
de presupuestos del Estado, manejados por malos profesionales, el enfermo no
puede hacer nada, porque se lo llevan lo más que pueden.
Cuando un efectivo policial pide una coima o lo recibe de quien le
ofrece, no está en juego tu vida, como sí, sucede cuando un médico hace
negocios con la salud de miles de pacientes. Si un policía se pone riguroso,
“espeso”, al hallarle alguna falla al vehículo que conduces pese a que casi
todo está bien, solo con el fin de sacarte para la “gaseosita”, la vida de
algún niño pobre no pende de un hilo; en cambio, la entrañable niña puede morir
si al médico no le da la gana de hacer que se repare los equipos de curación
porque prefiere que esté malogrado, pues esa es su mina de oro. No lo digo solo
por el exasesor de PPK, repito, en estas semanas salieron andanadas de
denuncias de corrupción en torno a los profesionales de la salud, como el de la
clínica La Luz, al que pagaron cerca de medio millón de soles por nada, bueno,
por hacer algunos papeles que encubran el robo. El presidente de Foro Salud,
Alexandro Saco, denunció que en muchos hospitales del país existen áreas
privadas en torno al cual se hacen negociazos porque los equipos médicos pueden
estar malogrados, negociazos con el cafetín, con las funerarias y así. Quienes
dirigen los hospitales son médicos, si ellos lo permiten será porque están muy
comprometidos con la causa de hacer dinero a costa de vidas. No se trata de
unos soles, como sí, pasa con los policías que piden para la “gaseosita”, S/.
1.00 (un sol), aunque ahora ya dicen que la gaseosa subió de precio.
Cuando se hace negocios con la salud de los más pobres, no solo lo
condenamos a su pobreza, sino que ese pobre, además de sufrir las condiciones
de la pobreza, deberá llorar por los dolores de la herida no curada. ¡Qué
vergonzoso!, es leer las justificaciones de la jefa del SIS del Hospital
Hermilio Valdizán de Huánuco, Deisy Tejada Chacón, que afilió al SIS a su padre
Ciriaco Tejada, representante legal y gerente de la empresa “17 de noviembre”,
cuando este seguro está destinado para los pobres. Pues es obvio, un gerente
tiene recursos para medicarse, pero no, prefiere quitar la oportunidad, el
financiamiento a una madre de escasos recursos.
Parafraseando a César Hildebrandt, que dijo que una vez tuvo un hermoso
sueño, soñó que el Poder Judicial se incendiaba, con sus jueces, secretarios y
demás coimeros. Qué lindo sería si ese sueño fuera realidad, incluyendo a los
corruptos crueles de quienes pende la vida, la sanación. De paso, ese fuego,
chamusque las manos a los corruptos menos crueles.
Publicado el 27/11/16 en el diario El Minero