De novela,
después de 22 años llega para Todos los santos y su padre no la recibe pese que nunca la crió, ni se preocupó por ella
Tremenda decepción sufrieron madre e hija - Foto: Yonel Rosales |
Hay historias de la vida real que
superan la ficción de las novelas. En la reciente festividad de Todos los
santos, madre e hija, después de 22 años volvieron a Huánuco procedentes de
Ucayali, a insistencia de la joven, para conocer al padre que le negó el cariño
con su ausencia. No obstante a la ilusionada visita, su papá escapó a la puna,
negándole una vez más el amor y también el apellido.
La impotencia tras el fraude de la
ilusión dio paso al silencio, y el silencio al llanto retenido durante largos
años. “Quería conocerlo porque nunca lo vi, nunca tuve el cariño de padre.
Siempre quise conocerlo. Cuando tenía siete añitos buscaba a mi papá,
preguntaba por él, pero nunca tuve el amor de padre”, recordó con dolor, Leydi Flores
Raymundo (22). Quien por casualidad en el barrio Santa Rosa del distrito de
Puños, provincia de Huamalíes, tierra de origen de sus padres que recién
conoció, se encontraron en la calle con su papá Gregorio Flores Pablo. Entonces
su expareja Victoria Raymundo Cántaro, le sorprendió presentándole a su hija,
él, los saludó esquivo, le extendió la mano fría y se fue, aduciendo que estaba
muy apurado.
“Nunca me dio siquiera un granito
de sal, un granito de azúcar, ni me compró la ropa. Yo creí que cuando viniera
aquí me recibiría con cariño, pensé que me abrazaría, diciendo tú eres mi hija,
pero se fue”, narró su ilusión arrojada al piso, la primogénita de Gregorio. Si
no le dio nada como padre, tampoco a estas alturas de la vida iba a pedirle
algo, salvo el reconocimiento, el apellido que lleva sin la firma de su
progenitor.
La indignación afloró en la madre de
Leydi, Victoria Raymundo, advirtió que ahora sí, lo demandará para que Gregorio
reconozca a su hija, si es necesario a través de una prueba de ADN. “Nosotras
no hemos venido a pedirle nada, solo quiero que reconozca a su hija, como no lo
haga, ahora sí, me va tener que pagar hasta el último céntimo que no dio para
los estudios, alimentos y ropa de mi hija”, afirmó, luego de haber ido a
buscarlo a su casa hasta en dos oportunidades, donde la actual pareja la
recibió con ajos y cebollas. En cambio sus otros familiares, más comprensivos
que el propio papá, le contaron que el buscado huyó a la puna.
Esta es una historia de muchos
padres indolentes que engendran hijos y los abandonan a su suerte, luego del
idilio que vivieron. Victoria y Gregorio, allá por los 90, cuando ella terminó
el sexto de primaria y él cursaba el cuarto de secundaria, escaparon a la
selva, al distrito de Monzón provincia de Huamalíes – Huánuco, donde tuvieron a
Leydi, pero cuando estaba en plena gestación, el papá huyó abandonándola, pese
a que trató de ubicarlo no le dio la cara. 22 años después, vuelve a huir.