Este debió ser el año de las
expectativas hechas realidad, el año de los sueños concretados con cuantiosas
obras. El 2017 debería ser la consolidación de las nuevas gestiones de alcaldes
y gobernadores, que pasan a ser viejas. No obstante los indicios indican que no
será así, solo serán expectativas frustradas, porque la situación económica del
país no lo permite. Comparada con la bonanza de las exportaciones mineras en el
periodo 2003 - 2011, cuando la plata llegaba sola en el gobierno de García, para
obras como cancha, no se iguala. La frustración de la población ha llevado a
motejar a sus actuales gobernantes de “incapaces”, “no hacen nada”, comparándolos
con sus antecesores. Entonces, este escenario, ahora que entramos a la campaña
preelectoral del 2018 es el propicio para el retorno de los alguna vez rechazados,
pero “capazotes”, “roba pero hace obra”.
El crecimiento económico favoreció la ejecución a las exautoridades - Foto: YR |
Lee más: QUIÉNES “NOMÁS” NO NOS ROBAN
Por Yonel Rosales
Este columnista no cree que a los
expresidentes (gobernadores) regionales y exalcaldes hay que considerarlos capaces
y eficientes por la cantidad de obras iniciadas en su periodo, pues fue una
cuestión coyuntural; pero el discurso político va en ese sentido, que los ex
son mejores en gestión que los actuales. Gobernaron en la época de la bonanza,
cuando el país crecía a un ritmo de 6 a 8%. En cambio hoy, la economía crece
alrededor del 3%. Condición adversa para las gestiones del 2015 – 2018. A los
males, acótese la reducción de la inversión pública. El gobierno de PPK le puso
freno en seco con una caída sostenida del 15% de la inversión pública entre
octubre 2016 y marzo del 2017, según Pedro Francke, Diario Uno 06/06/17. Este
frenazo en uno de los motores importantes de la economía peruana, continúa en
el 2017 con un 12.2% de retroceso, de acuerdo a Gestión 09/05/17. La esperanza de
cambiar el estancamiento es la reconstrucción del norte del país, del norte, no
del centro.
Por lo contrario, la medicina para
mejorar la inversión pública parece empeorar el mal en esta coyuntura. Algo del
que muy pocos hablan, es que la solución viene con su carga a cuestas. El
gobierno de PPK, prometió en campaña acabar con el SNIP por su excesiva carga
burocrática para la inversión en obras, entonces planteó el nuevo Sistema
Invierte, D. L. 1252, para acortar los procesos de la inversión, acelerar la
ejecución de obras, y de paso mover el estancamiento de la economía del país,
al que se sumarían los otros motores de la economía, inversión privada y consumo.
Empero lo nuevo trae cambios. Aprender y adecuarse al cambio tiene un proceso.
Si bien se quita el perfil para las inversiones y ahora basta con unas fichas
para iniciar obras, y solo cuando la inversión es cuantiosa se harán estudios
minuciosos, este nuevo sistema demanda una etapa de aprendizaje para los
funcionarios del Estado. El cambio complica la situación económica.
Quizás para muchos nos será extraño
que a partir de la 1252 las inversiones tengan que enfocar el cierre de brechas
de infraestructura y servicios, la planificación multianual, etc. Por muy
especialistas en procesos e inversiones que sean nuestro funcionarios de las
municipalidades y gobiernos locales, va tomar su tiempo agarrarle el ritmo, lo
cual lía la situación socioeconómica del país, en el que la gente pide obras y
parecen no ver lo que se ejecuta o no se contentan con lo escaso. Las mayorías
exigen la bonanza de antes, más cuando también cayó la inversión privada. Este
es el escenario para el retorno de los malos de la película capaces
“roba pero hace obra”, claro, dependerá de a cómo se venden como
productos-(candidatos)-electorales. A algunos les basta la inercia.
Hay excepciones. Pese a la
coyuntura económica adversa, no todos sucumben en el “no hace nada” o
“incapaz”. Entra a tallar el juego político, el peso de las ambiciones por otros
cargos jerárquicos o la trascendencia. Tenemos al alcalde de Amarilis, Robinson
Aguirre, Pasco, Rudy Callupe o de Yarusyacán, Edgar Velásquez, o, aunque
recién, al alcalde de Yarowilca, Rosalí Leandro, que sacan lustre a sus
administraciones con discurso político, populismo barato (regalos), o fuertes
sumas en campañas de imagen. Lo que no podemos decir del alcalde de Huánuco,
Aníbal Solórzano y miembros del club, que cayó en la anomia política. Quienes
creían que tras ganar las elecciones en el 2014, bastaba con decir que son el
cambio, se equivocaron. Lo que aún no prevén es que ellos están por reemplazar
a sus antecesores “roba pero hace obra”, en roban y ni hacen obra, expuestos a
ser las piñatas favoritas en las elecciones… Continuará.