Padre de tres niños despertó después de trece
días tras irse a dormir en el campamento de Pacharragá donde trabajaba de
vigilante, le tuvieron que operar para que vuelva a la vida.
Risel Guibarra, contó que cinco malandros le
golpearon hace siete años en Chavín de Pariarca, el cual generó un tumor en la
cabeza que le tiene entre la vida y la muerte.
Risel, padre de tres niños, se encuentra hospitalizado y su pronóstico es reservado - Foto: Yonel Rosales |
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Edgar Céspedes
Por Yonel Rosales
Si ud. tiene la posibilidad de apoyar, puede hacerlo con un yapeo o si prefiere, comuníquese directamente con su esposa Felipa y canalice su apoyo a través del número 955 771 023 |
Cuando el maquinista solicitó a Risel
Guibarra Ramos (34) la mañana del jueves 23 noviembre en la zona conocida como
Pacharragá, en el centro poblado de San Juan de Pampas del distrito Chavín de
Pariarca, cerca de los límites con Tantamayo, el guardián de los equipos
pesados que realizaban el mantenimiento de la carretera, no respondió, pese a la
insistencia. Sus colegas de trabajo creyeron que el vigilante se fue sin
dar aviso, por si acaso, se acercaron al dormitorio de Risel y lo encontraron,
aparentemente, en un profundo sueño. Intentaron despertarlo por todas las
formas y él no daba respuesta. Asustados, temieron lo peor, estaban en lo
cierto y también equivocados. Sucedía algo grave con la salud de Risel. Los que
lo vieron irse a dormir el día anterior, apelaron a las creencias, alimentando
con las habladurías de las gentes, estimaban que el “jirca” se había comido el
corazón, pero el personal de salud concluyó que el tumor en la cabeza había
llegado a su fase final y estaba matando a su anfitrión.
En una desesperada carrera por la
vida, el personal del Puesto de Salud de Tantamayo intentó reanimar a Risel, lo
estabilizaron y fue referido a Llata, donde tampoco pudieron sacarlo de su
coma. Lo trasladaron a Huánuco, y tras una complicada operación a la cabeza, donde
le abrieron el cráneo, recién el 6 de diciembre, después de trece días, Risel
Guibarra despertó, luego que se fue a dormir como cualquiera de nosotros lo
hace normalmente.
Cuando trabajaba de vigilante en el campamento que hace mantenimiento de la carretera Chavín - Tantamayo, se quedó en estado de coma - Foto: Yonel Rosales |
Cinco malhechores le golpearon en la
cabeza
Este bloguerito, amigo de Risel,
habló con la víctima. Según cuenta, hace siete años, cuando se encontraba en
Chavín de Pariarca fue atacado por unos malhechores de Micarín. Al reclamar por
la llave de su motocicleta recibió una severa paliza, con golpes en la cabeza. Posteriormente
comenzó a sufrir de mareos, pérdida de la visión, todos lo podían notar, tenía
un ojo desviado, que el tumor tiraba más y más. Cuando acudió al
establecimiento de salud, le confirmaron que tenía un peligroso mal alojado en
el cerebro. Urgía una operación.
El paciente Risel siendo trasladado de emergencia a Llata - Foto: Cortesía |
En plena emergencia, donde la esposa estaba
tras del esposo enfermo, sus dos hijos también cayeron graves. Debieron
trasladarlos a Huánuco para salvarlos. Qué situación más complicada a vísperas
de navidad.
La vida de campesino, sin tener mucho
de dónde coger, es fatal. Risel Guibarra, siempre vivió del trabajo en la
chacra. Aunque algunos años alternó como ayudante en la empresa Aquiles, estaba
unido al cultivo de alimentos en su natal Esperanza del distrito de Tantamayo. No
podía dejar de traer pan a la casa teniendo carga familiar, dos hijos de seis y
dos años que alimentar, y ahora último una recién nacida. Si abandona el
trabajo por una operación, ¿quién mantiene el hogar? No obstante, ante los dolores
de la cabeza más repetidos, el año pasado, finalmente dispuso sus cosas y
decidió viajar a Lima para operarse.
Como el sistema de salud está hecho
mierda en abandono no logró la ansiada operación. Mientras los congresistas
se reparten bonos de diez mil soles para ellos y sus trabajadores, aparte de
sus sueldos, mientras los políticos corruptos gobiernan para sus bolsillos, a
un urgido de salud como Risel le dijeron que no había cupos, que le iban a llamar.
Pese a su gravedad, un tumor en la cabeza, ante su insistencia, le volvieron a
negar. “La enfermedad no te espera”, añade Risel, cuando hablamos en el
hospital Hermilio Valdizán de Huánuco. Con una lágrima rodando por el rabillo
del ojo, que se pierde por la oreja, me cuenta su preocupación por la papa, la
oca, de las habas por cultivar. ¡Cómo estará haciendo mi mamá!, exclama. Trato
de calmarlo.
Un tumor en la cabeza lo tiene entre la vida y la muerte a hombre dedicado al trabajo en el campo - Foto: Yonel Rosales |
Pronóstico reservado
Intento distraerlo con que nos vamos
a ir a tomar unas negritas. Él responde que no tomo. Insisto con que tiene que
vencer este mal. Le trato de animar con una broma que intenta burlarse de la
muerte, con quién va a quedar la viuda. Logro arrancarle una vaga sonrisa en
sus labios resecos. Las preocupaciones de Risel no se disipan. No es para
menos, su pronóstico es reservado. Incluso, dijeron que ya no despertaría,
se quedaría en estado vegetal. Desvaría, sus recuerdos no son claros. Tiene
la cabeza hinchada como de un marciano, amoratado. Apenas puede mover el brazo
derecho, la otra mitad no responde. Tiene el cuerpo cansado, estar tirado en una
cama del hospital parece relajante a la vista del sano, pero el enfermo es un
reo de su catre, torturado por la espalda y las nalgas. Todavía le falta más
operaciones delicadas. Le dijeron que iba ser transferido a Lima de emergencia,
pero todo cambió, ahora dicen que solo le operarán en Huánuco.
Risel necesita el apoyo de todos.
Bien saben que el SIS es una mazamorra de trago amargo, que dicen es gratis,
pero no cubre todos los costosos gastos. Por eso la comunidad campesina donde
él era activo comunero, su familia, los amigos realizan una serie de
actividades para recaudar fondos.
Todos podemos ayudar, está en tus
manos. Puedes yapear con lo que tengas. También es de gran ayuda compartir
esta información, que llegue este mensaje a más personas que puedan apoyar a un
padre de familia campesino, que ahora batalla por la vida.
Hacemos un llamado especial a la
empresa Aquiles, donde trabajó largos años como ayudante.
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