Los golpes en la cabeza, la nariz fracturada,
según sus familiares, hacen poco creíble que Miguel Inga se haya envenenado.
Sospechan de la esposa y el entenado como los
responsables de la muerte.
El cuerpo de la presunta víctima, Miguel Inga se vela en Nueva Granada distrito Jacas Grande - Foto: Yonel Rosales |
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Edgar Céspedes
Por Yonel Rosales
Para los familiares se cometió un asesinato
contra Miguel Inga Cierto (52), cuyo cuerpo fue hallado el sábado 2 de
diciembre a eso de las 7:00 a.m. en la localidad de Huayo del distrito de Llata,
pero el crimen se habría cometido a eso de las 11:00 p.m. del
viernes, según relató a Desde la Torre el hermano de la víctima, Osías Tello
Cierto, quien entre lágrimas exigió justicia para su ser querido, debido a que no
es creíble que se haya envenenado según les informaron las autoridades que
investigan los hechos.
De acuerdo a las versiones que recibieron
los parientes de Miguel, los forcejeos y discusiones se produjeron a eso de las
7:00 p.m. cuando el finado intentaba tomarse veneno y forzaba a su pareja a
que haga lo mismo y un tercero impedía que esto suceda. Según Osías, los
dos implicados, la que vendría a ser la esposa de la víctima y el entenado, se
contradijeron en sus manifestaciones que dieron ante las autoridades que
investigan los hechos. Además, el supuesto envenenado presenta golpes en la
cabeza a la altura de la cien y en la nariz, de acuerdo a lo que pudo constatar
el hermano.
El hermano, Osías Tello, demanda justicia porque no cree que se haya envenenado - Foto: Yonel Rosales |
Los golpes en la cabeza no hacen
creíble que se haya envenenado
Tanto Osías como su madre, Crisóstoma
Cierto, una anciana que no encuentra consuelo tras la partida del único hijo
que mayormente permanecía junto a ella, sostienen que no hay evidencias de que
su hijo se haya envenenado, como espuma, cuerpo cianótico (morado o negro)
y el golpe que tiene en la cabeza les hace dudar. Por lo cual, exigen que se
haga justicia por la muerte de Miguel, quien hace años se separó de su primera
esposa y de cuando en cuando iba a Huayo en su pareja. Vivía mayormente en Nueva Granada, distrito de Jacas Grande, compartiendo con su mamá.
Crisóstoma, que hace poco también perdió otra hija, afirmó que su hijo no tenía razones para suicidarse. Por lo contrario, tenía responsabilidades que cumplir con su último hijo a quien apoyaba en sus estudios superiores. Cree que hubo un lío entre la mujer y los hijos de ella, los que vendrían a ser los tres entenados de la víctima y terminó en esto. Entre llantos, su hermano Osías, pidió justicia “para este campesino, hombre de la chacra”.
Los familiares culpan a la pareja y los entenados de Huayo por la muerte de Miguel - Foto: Yonel Rosales