Hay muchos temas por investigar y hacer seguimiento en nuestra provincia, sin embargo, no abarco todo. En estos últimos meses, por lo contrario, la producción de la página Desde la Torre disminuyó notablemente. Varios seguidores nos reclamaron. Hace ratos que nos dimos cuenta. Es la tentación del fracaso, título que tomo prestado de Ribeyro para esta columna, los golpes físicos y morales desalientan, uno no es de acero. Pero, aunque jodidos, no vencidos.
Mis años maravillosos, en el que podía llegar a mil lecturas al día, me hacen contrastar con la realidad local para el periodismo, con personajes energúmenos - Imagen: Yonel Rosales |
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DEL SUERTUDO TELLO
Por Yonel Rosales
El ser ácidamente crítico me caracterizó en el ejercicio periodístico,
quizás influenciado por mis creencias ideológicas. Pero valga
precisar para mis “odiadores”, con el paso del tiempo evolucionamos o in,
y creo que a esta etapa de mi vida soy más moderado, en mis inicios era un
radical, impetuoso aguafiestas con mis entrevistados y tozudo perseguidor de
tipos con pinta de ladrones. En mi
libretita que a veces se confundía con la carona de burro, iba anotado los
hechos pasados que para mí no pasaban, aunque el entrevistado estaba confiado
que ya nos olvidamos, ahí entraba yo, a plantear la agenda.
Así ejercía el periodismo, sin
piedad, salvo con los que me caían bien por ser mis fuentes o porque parecían
ser buenas personas. No tenía que
preocuparme por la paga ni la publicidad. Me importa un pepino. Siempre
trabajé de reportero y mi única misión era sacar las notas más impactantes o
primicias. Desde Radio Altura o Corporación con Tribuna Libre, mi jefa Judhit
Llana, ahora trabaja para RPP, o desde El ping pong de las noticias con Raúl
Peña, el popular Chelelo, o desde Correo con mi editora Lucía Cruz, marcábamos
la agenda. Ellos se encargaban de
pagarme el sueldo. Nunca fui bueno para buscar una publi y ganar más, con lo
poco que ganaba me bastaba y sobraba. Eran
mis épocas maravillosas. Sí, hay días que amanezco con la nostalgia, los sueño tras
de una nota.
La publicidad es el negocio de los
periodistas, de ahí gotea o chorrea la paga. Pero hay otros que confunden la
publicidad, y un gran número de “coleguitas” se convierten en los franeleros y
defensores del gobernador, alcalde o político. Por ello, recibía presiones de la
jefa de radio, para no ser tan duro con sus auspiciadores, terminé
renunciando. Empero, no negaré que ejercí el periodismo
militante, a lo Lévano, defendiendo ideales políticos o proyectos de cambio que
coincidían con mi línea. Como ahora mismo con Vero.
En ese mundo, no me preocupaba de las
riñas con los entrevistados. Cuando sufríamos alguna agresión, desatábamos una
cadena de solidaridad de todos los colegas periodistas. Un simple insulto era
noticia en varios noticieros, generando la censura y rechazo del público. Hasta
cierto punto uno se sentía protegido, ya que el agresor temía la crítica y los
desalentaba.
En cambio en Llata, en Huamalíes, pareciera que vivimos en las cavernas.
Donde una sencilla publicación de la verdad ofende, como con el alcalde de
Jacas Grande o ahora último el de Puños. Hemos perdido la amistad o el
cierto grado de confianza con muchos, ahora nos muestran caras chuecas. Una
crítica periodística es el fin. Envían a sus esposas, a sus allegados a
insultar y ofender. Lo más reprochable
ha sido en la misma Municipalidad de Huamalíes, con sucesivos alcaldes fui
agredido físicamente, retirado violentamente. Denunciar ante la Fiscalía es
apoyarte en un palo podrido, es por gusto, lo digo con razón, hace poco
archivaron un caso de agresión física sin siquiera hacerle un llamado de atención
al agresor. Con algo hay que justificar nuestro sueldo del Estado, ¿no creen?
La muestra de la bestialidad en nuestra provincia, que hasta ahora me
sorprende, es la actitud del exalcalde Ciro Trinidad, quien, sin nada que ver
en el asunto, me sacó a empellones de la comuna provincial cuando me encontraba
entrevistando a uno de sus funcionarios. Hay que ser bestias para actuar
así, frente a sus funcionarios y en una entidad pública, como si fuera su
chacra. Pasado algunos años, nos encontramos en otra ciudad, ya no tenía el brillo en sus ojos que
ostentan los mediocres con poder.
¿Ya ven? Esta es la tentación de fracasar. En mi página hago publicaciones sin lucro, con crítica ácida cuando corresponde, a veces con humor negro, porque me lo tomé a pecho, eso que leí de Hildebrandt, el periodismo está para JODER EL PODER. Por escribir, publicar, ejercer el periodismo en mis ratos libres, nadie me paga como antes sí. ¿Ya ven?, ganarse enemistades, ser agredido por decir verdades no es que me guste. Que otros tomen mis publicaciones sin poner la fuente, aunque le cambien palabras, se roba el esfuerzo ajeno, eso también me jode, son mis desalientos, mis tentaciones de fracasar en mi mística que me impulsa seguir escribiendo.
Disculparán, querían desquitarme… y si no te gustó, recuerda, esta es una página personal. A veces cómo decía mi amigo Chelelo, podemos estar jodidos, pero no vencidos. Aunque no lo creas, esta chamba no es fácil… ahí está la explicación a la baja productividad de la página.