EL ÚNICO “UNO A UNO” DE PUÑOS - Desde la Torre

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miércoles, 28 de diciembre de 2016

EL ÚNICO “UNO A UNO” DE PUÑOS

El tradicional “Uno a uno” de la Jija, es una de las manifestaciones culturales que mayor expectativa genera en las fiestas de fin de año, en el cual los danzantes de las dos cuadrillas deben enfrentarse “uno a uno” para demostrar que son los mejores ante un jurado de notables autoridades, que guardan por el cumplimiento de las costumbres, y el público.

Un danzante hace el número de tocar la trompeta - Foto: Yojana Laguna

Lee más: EL NUMINARIO Y PASA HUARACHI
Por Yonel Rosales
Con la colaboración de Yojana Laguna Rosales

La fiesta de los negritos es una las esperadas festividades del año en el distrito de Puños, provincia de Huamalíes, región Huánuco. Danza, que en cada localidad tiene diversas manifestaciones acorde a su realidad, si en la capital de la región, destaca la pompa en los cotones (vestimenta) de los negros, en los pueblos lejanos, resalta las costumbres que se practican desde hace muchas décadas, nadie recuerda o pocos saben de sus orígenes.

El rompe de los Mallqui
A eso de las 4:00 p.m. de los 22 de diciembre comienza la fiesta con el “Rompe”. Los dos funcionarios de los negritos se presentan con sus cuadrillas por la zona de ingreso al pueblo, vestidos de negro, con cascos de obreros y botas; se desplazan por las calles principales de la ciudad al son de su respectiva banda de músicos. Regalan, botan caramelos a todo el mundo, los niños no dicen suficiente y se quitan los dulces en el piso. A pocas cuadras de llegar a la plaza de armas inician a bailar los negros, para luego irse a la casa del mayordomo. Pero este año no pasó así, porque solo hubo una cuadrilla a un inicio, los de la familia Mallqui, que hicieron el rompe a eso de las 11:00 p.m., porque los músicos se quedaron varados en la carretera y llegaron tarde.

El jichacoj de la chicha, shacta o chicha con punta, muchas veces él termina ebrio - Foto: YR
La fiesta no cesa cuando se van, las cuadrillas, en sus viviendas hacen el tradicional reguinacuy (conocerse), tanto danzantes, músicos, cocineros, confiados, jichacoj (el que invita) y funcionarios se presentan de manera jocosa, convidándose shacta (licor de caña de azúcar), poniéndose apodos para la comunicación interna, en el lenguaje del “shonshura” (a todo cuanto se diga se le añade el “ra”, por ejemplo: ejemplora). Se establecen los términos de disciplina y el castigo, generalmente churunazos (correazos) para el que baila mal o las cocineras que tienen la comida impuntual o sin gusto.

El alma sary (captura de almas)
Después del Rompe, el día posterior, los bailantes de la Jija, realizan la “bajación” en la iglesia matriz de Puños. Acompañados de la estridente banda y bailando, bajan los santos de los altares para que María y José estén con el recién nacido niño Jesús. En seguida viene el “plaza pisay” (barrido de la plaza), donde los bailarines limpian la plaza.  

Dos adornos, las cuadrillas hacen su presentación antes del reto - Foto: YR
En la víspera de navidad, cualquier desprevenido puede ser víctima del alma sary. A partir de las 3:00 a.m., agazapados en las esquinas de las calles u ocultos en la oscuridad de la madrugada, en los recónditos donde no alumbra la luz del poste, los danzantes esperan al transeúnte madrugador que se olvidó de las costumbres del pueblo, sea borracho, pastor o agricultor, si es integrante de la otra cuadrilla mucho mejor; es capturado, amarrado con pisu (soga hecha de paja-ichu), lo llevan al son de la música, bailando, para entregarlo a las autoridades. Quien más almas captura asienta su liderazgo. El juez, da el alma al otro equipo, para que lo den de beber, comer, atenderlo cual a un honorable invitado. No obstante, este año, el alma se les escapó en el menor descuido. Si no, también hubiese tenido que bailar en el “Uno a uno”, amarrado con su pisu; recorrer las calles junto a los bailantes.
La barra brava de los uno a uno - Foto: Yojana Laguna

El mejor danzante
Cuando se creía que este año no sería picante el “uno a uno”, un grupo de jóvenes espontáneos se organizaron y formaron la cuadrilla del “Niño Jesús”, que armó una improvisada banda de músicos para retar al único funcionario, y ganar por la punta de los pies.

Participantes muestran su respeto a las autoridades - Foto: Yojana Laguna
De toda la festividad, lo más esperado por el público es el “uno a uno” y el “numinario - pasa huarachi”. Para esta jornada de enfrentamiento de las cuadrillas, los danzantes se presentan con su mejor ropa de gala. Terno de un solo color, máscara de los negritos, sombrero negro, un bando cruzando el pecho, guantes y un paraguas o bastón adornados con cintas de telas multicolores que se amarran a un extremo. Está por demás decir que los zapatos deben estar brillantes, cual espejo. La pulcritud tan pronto como se desplazan por las calles irá opacándose, para cuando se dé el “uno a uno” las manchas ya se hicieron presentes.
Luego de la vuelta a la plaza de armas, las autoridades más representativas, el alcalde, juez, subprefecto, escribano y honorables ancianos del pueblo citan a los capitanes para establecer los términos del enfrentamiento, el sorteo de ubicación e inicio de los músicos. Para entonces ya trazaron en el escenario, dos cuadrados, del que no deben salirse los danzantes, quien pisa la línea y deja caer algún vestuario es descalificado.

El público se aglomera para el uno a uno - Foto: Yojana Laguna
Bailar hasta que se dé por vencido
Antes del uno a uno, las cuadrillas hacen dos adornos, bailar en total cuatro veces para las autoridades y el público alrededor de la plaza de armas. La autoridad central, anuncia el inicio. El platillo rompe la ansiedad de la espera, y el público que pifiaba por el inicio aplaude, seguido del tambor y el bombo; el son continúa con las trompetas, tubas, trombones al unísono. Para entonces, el primer caporal que inicia su participación, y continuarán los negros, curuchanos y el cierre con broche de oro del capitán; ya debió avanzar algunos pasos hacia su reducido cuadrado del centro de la escena. Las primeras pica picas multicolores, arroces de todo tamaño, pétalos de flores, aquellas del rojo intenso que varían el color del piso de cemento, ya fueron arrojados por las barras de ambos grupos. Pifias y silbidos, aplausos y carcajadas se confunden, mientras los jurados evalúan.
Desde el primer paso, el concursante debe demostrar que la Jija se baila con elegancia, con la punta de los pies y redoble. No es un huayno en el que se tiene que zapatear a más no poder, se tiene que mostrar gallardía, en esto ayuda la talla, sacar pecho y con paso acompasado, altivo, cuidar de no caer en la desesperación de los ingeniosos números que haga el rival, porque los del jurado en lo que más se fijan es en la punta de los pies. Si se te cae alguna indumentaria o te pasaste de la raya date por perdedor. Ni la bullera barra picona, ni el melodioso cantar de la banda te salva de esta, el jurado es inapelable, y solo espera que el otro grupo de músicos que alternan inicie la siguiente participación luego de la fuga.

La picardía de los curuchanos es otro de los esperados - Foto: YR
Pese a su participación de última hora, la cuadrilla del Niño Jesús se impuso al de la familia Mallqui, por leve margen, por la punta de los pies, tras las 27 parejas que se enfrentaron. Por muy pomposo que haya hecho la fiesta, tenían debilidades en la práctica de las costumbres. Al notar algún sobresaliente andar, los del jurado los comparaban con los bailarines de antaño, “tagai mi si Coco ricoj” (ese sí se parece al exdanzante Coco), juzgaban. Al final no hay trofeo, ni premio que valga más que el honor, el orgullo de haber ganado es la recompensa. Y el uno a uno, se cierra en un baile general, en el que las dos bandas de músicos se enfrentan, tanto en calidad musical, como en resistencia. Los músicos de viento que ya no soplan se dan por vencidos al ser apabullados por la bulla del otro y se retiran dejando la plaza al vencedor. Al final, es el público que más gozó con todo esto.

Baile general, con el intervalo del alférez - Foto: YR   
No obstante, como tantas otras costumbres y festividades, están próximos a desaparecer, el numinario - pasa huarachi ya no es el mismo, y quizás ya no haya… continuará.



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