LOS INTOCABLES DE LA CORRUPCIÓN - Desde la Torre

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martes, 23 de abril de 2019

LOS INTOCABLES DE LA CORRUPCIÓN



¡Qué me importa, si no me afecta!, describe perfectamente la etapa histórica del país, donde líderes políticos, empresariales y otros que comparten el poder, son descubiertos en una gran trama de saqueo de los recursos del Perú, como siempre lo hicieron, solo que en esta oportunidad hay testigos dispuestos a contarlo todo y entregar las pruebas de los robos. Un minúsculo grupo de fiscales y, como la luz en el túnel, jueces aplican prisiones preventivas sin distingo del poder que ostenta la élite gobernante para evitar que estos, como siempre, evadan la justicia. Desató ataques contra el equipo anticorrupción, reforzada, cual Matrix reloaded, con el suicidio del rey de la impunidad, Alan García. Que dio su sangre a la causa de la corrupción.  
Ya no hay diferencia entre los corruptos, están unidos para evitar ir presos, utilizan el suicidio de Alan para tumbarse el equipo anticorrupción - Imagen: Correo
Por Yonel Rosales
Los sectores más carcas de la corrupción, como el fujimorismo y el apra, fueron los entusiastas alentadores cuando le aplicaron la prisión preventiva al expresidente Ollanta Huamala y Nadine Heredia, medida que también me complació por la gran traición del falso nacionalismo. Los fujiapristas acostumbrados a la indulgencia de la justicia para con ellos e intocables en muchos casos escandalosos, creyeron que nunca les llegaría la hora, hasta que colapsó su andamiaje de impunidad con los jueces corruptos y su fiscal Pedro Chávary.
Como en algún momento lo dije, desde que empecé a asistir a las audiencias de prisiones preventivas y a las apelaciones de las mismas, allá por el año 2012, que en segunda instancia a veces se deja sin efecto la prisión antes dictada, esto se parece al juego del gato y el ratón, con la justicia no se juega, más, cuando tienes a las víctimas sedientas de justicia que ven liberados a sus victimarios en segunda instancia. Hay casos en que ya no queda más que probar, los he visto y escuchado sustentar, sin embargo, se sigue con las prisiones preventivas a cambio de sentenciarlos definitivamente y acelerar los procesos de la lerda justicia. Esta aplicación siguió su curso sin que nadie se queje. Las veces que entrevisté a los abogados de los aprisionados políticos o delincuentes comunes, – aunque la diferencia no existe - terminaban: no compartimos la decisión del juez o el pedido del fiscal por lo que apelaremos. Ninguno, y menos los familiares avergonzados de los procesados, salía a gritar que es una venganza política, es una medida de la dictadura de Vizcarra, atentado contra la democracia, persecución, y tanto cinismo repetido como hoy lo vemos repetir en radio, televisión y periódicos por la élite del poder.
Los intocables corruptos, nunca creyeron que las prisiones preventivas, les caería a ellos, aprobaron la normatividad sin importarles que miles de simples peruanos sean perjudicados en sus “derechos humanos”, como ahora alegan. ¿Acaso no son los apristas, fujimoristas y los demás quienes aprobaron estas leyes? 40 mil ciudadanos con prisiones preventivas en las cárceles del país, y recién cuando una docena de los grandes caen en lo que ellos mismos aprobaron para los simples mortales, caen en la cuenta, que las prisiones preventivas son abusivas y bla, bla, bla.

Lo que la élite del poder corrupto, políticos, empresarios, periodistas, jueces y fiscales, quiere es evitar que el peso de la justicia les caiga, entre ellos se defienden, ahora hasta lamentan la prisión de Ollanta. Para este fin, ojalá destinado a fracasar, utilizan groseramente la muerte de Alan García, que pasará a la historia como el presidente suicida y el que destrozó el país en los 80. Su segundo gobierno es uno más del montón frente a lo realmente histórico, el desastre más grande del país ocasionado por una persona, que Julio Cotler equipara a García, Guzmán y Fujimori; y huir de la justicia con un disparo en la sien al verse acorralado y a punto de ser apresado por presuntos actos de corrupción. El suicidio es responsabilidad única de la conciencia de Alan y de la policía que debió reducirlo como a cualquier otro delincuente, o por respeto a la investidura, escoltarlo. Solo los apristas y sus afines se desgañitaran en repetir lo positivo, que también los hay, en su caso, lo malo pesa más que lo bueno. Hacer que esto se cimiente en la conciencia colectiva dependerá del grado del poder con que puedan obtener en el futuro, para bien del país, las señas avizoran que no le irá muy bien al Apra, sin poder no podrán imponer sus ideas mientras no tengan una real renovación.
Mientras esto, defendamos al minúsculo grupo de fiscales y jueces, que ellos sí, hacen historia contra los corruptos que se creen intocables, ahora unidos pretenden tumbarse descaradamente las prisiones preventivas, solo porque les afecta.       

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