El jueves 12, la Corte
Superior de Justicia de Huánuco encarceló a “Los Tortuguitas”, dos jóvenes
ladrones de 20 años.
En un proceso célere, de flagrancia, terminan en Potracancha por nueve meses luego
de robar 500 soles y herir a su víctima.
Lo que está muy bien. ¿Pero por qué no hay, al menos, una mediana celeridad
contra ladrones de cuello y corbata? Me remito a las confesionales palabras del
todavía presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez.
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Por Yonel Rosales
Otro ladrón en Huánuco, llamémosle exalcalde, que pretendió tirarse cien mil soles, hambreando a miles de
niños desnutridos crónicos, anémicos; tras un largo y costoso proceso para el
Estado, este ladrón mata sueños y de futuro, así mata la corrupción, solo fue
condenado a cuatro años de prisión suspendida, es decir, no va a la cárcel.
Cuando Duberlí, visitó Huánuco, y me fascinó con su lucidez,
habló de los “delincuentes de cuello blanco”, libres tras robar cuantiosos
recursos con miles de víctimas, mientras las cárceles se llenan con jóvenes
como Los Tortuguitas. Del discurso y la teoría a la práctica hay mucho trecho.
Ahora Duberlí me parece vomitivo. Escuchar los audios reveladores de la
corrupción, ver al mismo Duberlí
departiendo y comiendo con tipos como Oviedo, procesado y acusado de execrables
crímenes, es como si Duberlí wuachiturreara con Los Tortuguitas, la diferencia
está en el dinero que tiene Oviedo. Y como él lo dijo, la principal causa
de la corrupción es el amor al dinero.
Los casos de violación sexual, especialmente a niñas, concita
mucha indignación, atención e interés en el público, por lo que generalmente,
hasta la justicia es severa con el perpetrador. Sin embargo, con los audios al
descubierto, ¿se imaginan si un juez
“supremo” negocia la sentencia de una niña violada, cómo pactan con un
político? La respuesta a tantos
ladrones, peces gordos, “delincuentes de cuello blanco” libres, está en esas
relaciones de jueces y fiscales, que los audios de Gorriti develan. Empero,
están, como una pequeña luz al final del
túnel, jueces, fiscales, y gentes honestas, que autorizaron escuchar las
llamadas telefónicas de estos corruptos, en ellos radica la esperanza de
cambiar esta podredumbre, pero esos ladrones cínicos, como ya los hemos
visto, no se van a ir solos, tenemos que botarlos a patadas. 19 Julio y los
otros días a las calles, a limpiar esta porquería en todos los niveles.