El trabajo de mantenimiento de las calles de Chavín de Pariarca, anunciado con bombos y platillos por el alcalde provincial Edgar Céspedes, no fue lo esperado. Algunos pobladores dicen que la vía intransitable ahora está peor. Es como si el arreglo hubiese sido más lodo sobre lodo. Un largo de tramo de padecimiento para los viajeros y transeúntes. Escolares que diariamente pasan con los zapatos bien lustrados terminan enlodados. ¿En estas condiciones se puede decir venga a visitar Huamalíes?
Alcalde Céspedes anunciando el gran mantenimiento de las calles de Chavín pero vayan a verlo un mes después - Imágenes: Facebook y DlT |
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Por Yonel Rosales
A fines de febrero entre bombos y platillos la Municipalidad Provincial
de Huamalíes anunció el trabajo de mantenimiento de las desastrosas calles del
distrito Chavín de Pariarca. Después de un mes habría que
preguntarnos si valió la pena reventarse tantos cuetes, cuando la situación
sigue igual o peor. De hecho muchos vecinos consideran que el lodazal empeoró,
complicando el libre tránsito de los peatones y de los vehículos que deben
padecer su literal viacrucis.
Los legos coinciden que el material
utilizado para arreglar las calles no fue el adecuado. En la cantera del ripio
en el centro poblado San Juan de Pampas,
la encargada del control, nos comentó que les advirtió que debían llevar más
grava y menos tierra, pero la opinión de una mujer que no estudió para
ingeniería fue ignorada, así como las sugerencias de otros tantos vecinos. Utilizar
en mayor medida tierra para evitar el lodo, fue como intentar apagar el fuego
con gasolina, no previeron el aumento de las lluvias de marzo.
La buena intención de auxiliar a un
distrito, y por defecto a la gran cantidad de viajeros de los distritos vecinos
de Tantamayo, Arancay, Jircán, Monzón así como de la provincia Huacaybamba, que
circulan por esta vía no cumplió su fin. De hecho que merece saludar la actitud
del alcalde Edgar Céspedes, que junto al edil Fidel Caqui y vecinos hicieron
una denodada labor de mantenimiento. Sin embargo, medio kilito de criterio por
parte de los ingenieros o técnicos a cargo, habría evitado esta situación, empeorar las cosas y gastar los recursos
del estado como si estos fueran ilimitados y necesariamente volver a realizar
el mismo trabajo, demandando nueva inversión.