El alcalde Edgar Céspedes cumplió
los cien días de gobierno de la Municipalidad Provincial de Huamalíes. En este
lapso dio muestras hacia dónde apunta su administración. Sentó sus bases.
Oportunidad de gobierno para el que se desgañitó, cual si fuera su última
ocasión y se le hizo. Es tiempo de demostrar
a los llatinos que no es lo que creen de él, porque sus vecinos, los de la
urbe, lo conocen y saben de qué pie cojea. Algunas cojeras ya empezaron a
notarse.
¿Algo concreto a más de 100 de gobierno del alcalde Céspdes? - Foto: Facebook MPH |
Por Yonel Rosales
Todo gobernante nuevo tiene un
periodo de complacencia, hasta jolgorio con el pueblo que le eligió. Y tregua
de parte de sus rivales. En ese lapso
los yerros o asolapadas irregularidades pasan por agua tibia. También como para
no dejar sin piñata al público, las nuevas gestiones acostumbran señalar: ¡al
ladrón!, ¡al ladrón!, ¡al ladrón! Edgar no ha dejado de usar ese recurso,
estirando el chicle como quien tiene escasas golosinas, alarga y alarga lo de
la plaza mayor de Llata. Está bien que toda autoridad ponga al descubierto al
ladrón. ¿Pero hace falta tanta
parafernalia para una plaza que ya estaba en ejecución y ahora se intenta hacer
creer como la magnífica nueva obra de Céspedes? Montarse caballo ajeno y
lucirse, muestra que no hay uno propio. Con ese mismo entusiasmo nos podría dar
detalles de la carretera Jircacancha – Pogojpampa, obra con irregularidades
señaladas por la Contraloría, del cual nosotros demostramos que estaba bien
metido en el millonario proyecto. Nos cuentan que la morosidad por el alquiler
de maquinarias elevan los intereses.
En ese sentido va lo del estadio de
16 millones de soles. ¿Cuántas primeras o enésimas piedras se tienen que
colocar para la construcción del estadio? Hasta donde recuerdo ya el exalcalde
Tello y el encarcelado Juan Alvarado hicieron lo mismo. Eso en cuestión de
formas. De fondo está la dura cachetada a los pobres, no a la pobreza, bueno
sería. Si no a la pobre gente que de seguro votó por Céspedes confiando en la
acostumbrada promesa de los políticos. Porque con esos 16 millones que se destinan
al espectáculo del fútbol, ¿cuántos
servicios higiénicos, caños de agua potabilizada se podría dar a cientos de hogares
condenados a padecer de lo básico? Gente que caga a la intemperie y más abajo
otro vecino consume el agua del riachuelo con coliformes fecales que las
lluvias se encargaron de encausarlos y las secuelas para el desarrollo humano.
¿En verdad un estadio es prioridad que sacar de la pobreza a nuestra gente?
El alcalde se ganó una famita y
desconfianza por su actuar como consejero en las millonarias obras que ejecutó
su socio Luis Picón. Principalmente en el agua y desagüe para Llata. Aunque él
lo haya negado en mil idiomas, el celo está ahí. No obstante, no tuvo reparos en designar como su primer gerente a un inhabilitado
como Clever Castañeda. Su sucesor Alberto Contreras, un hombre cercano a
Picón, exfunciorio en un gobierno que le hizo tanto daño a Llata como a la
región. Tampoco cuidó las formas con la elección de la “Flor llatina”, esa
simbólica denominación debe estar ceñida de todo decoro moral. O fue un
reconocimiento por ocupar las noticias nacionales.
Otra de las bases de la gestión del
alcalde Céspedes, es cuando se hace de la
vista gorda, cuando uno de sus trabajadores de confianza se apropia
indebidamente de una página oficial de la Municipalidad de Huamalíes, que este
bloguerito puso al descubierto. ¿Cómo una autoridad pasa por alto la
pérdida de este bien que antecede a tres exalcaldes y que le costó trabajo a
otras personas? Ese es el índice de la decencia del edil. O peor aún con el escandaloso actuar en el caso de Monzón, tema que esperamos ocuparnos con más amplitud.
Parece claro que limpiar el nombre ni
se le cruzó por los pensamientos, pues está convencido que su elección le ha
liberado de toda sombra. Debería revisar sus cifras de elección, el cargo lo
tiene mayoritariamente gracias a los votos lejanos, al arrastre de sus alcaldes
distritales. Esos electores no le
sienten, por la distancia, porque tienen su autoridad del distrito, etc., los
que le sienten son sus vecinos que saben quién es.