El penoso drama de inexistencia de
varios ciudadanos en la provincia huamaliana, que simplemente no existen para
el Estado, pese a ser de carne y hueso, tener nombres y, algunas veces, apellidos. La falta de apoyo de
Reniec, las trabas burocráticas de registro civil ha hecho que muchos de ellos,
sufran más el desamparo en este Estado de emergencia por el Covid-19, por no
tener DNI.
Aleja, pese a ser de carne y hueso, no existe para el Estado y sus intentos de existir fracasaron - Foto: Yonel Rosales |
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PERO OTROS INSISTEN
Por Yonel Rosales
Para Aleja, como la conocen sus vecinos en el Centro
Poblado de Andas, distrito de Jacas Grande, provincia de Huamalíes, ya le es
imposible obtener los pocos víveres que subieron de precios, los cuales podía
adquirir a través cambalaches y afortunadas compras con algún sencillo que le
llegaba como caído del cielo, por la venta de un poco de choclos o numias. A su
avanzada edad, que se estima más de 60 años, a ella no le corresponde el solícito
bono yo me quedo en casa, ni mucho menos cualquier apoyo de programas sociales,
porque Aleja, como Wilder, Martina,
Otela, ni siquiera son invisibles ni están olvidados, simplemente no existen para
el Estado por no tener DNI. Pese a que son conocidos en sus pueblos, por
ser de carne y hueso, con nombres y, algunas veces, apellidos. Sus reiterados
intentos de obtener sus documentos fracasaron por, eso que todo lo justifica,
la burocracia del Reniec o Registro Civil de las respectivas municipalidades
distritales.
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MÁS VÍVERES
Vive sola, desde que hace algunos años murió su madre, en una casa vieja, donde lo más valioso es su marrana - - Foto: Yonel Rosales |
Un familiar
de Alejandrina Romero Álvarez, me comenta al paso, no es que la hayan
abandonado en el trámite de su DNI, pues en
los cinco años de gestión que hacen, sus intentos fracasaron con una serie de
justificaciones que ellos no entienden y que tampoco cuentan con dinero para ir
y venir a las oficinas del Reniec. En cambio, Aleja, consultada por su
condición, atina a responder: no hay, y pasa invitarme algunos marchitos
capulíes que mueren en su reducido huerto. Lo acompaña una cara alegre, con una
desmolada sonrisa y reluciente inocencia, propia de las personas especiales. Su condición de inexistencia no ha sido
obstáculo para los otros, que se aprovechan de su situación, aún en las horas
de toque queda, porque vive sola en una envejecida vivienda, acompañada de una
marrana que engorda y no defiende como el bravío can. Ameritaría la intervención del CEM. Pero
todo, cuando se podría hacer a su favor, es imposible, porque no tiene DNI. No
puede acceder al SIS, así como tampoco a programas sociales. No obstante, nos cuentan,
que el alcalde Manuel Valverde le entregó su canasta de víveres.
Wilder, así lo apodaron, tampoco cuenta con DNI, y obviamente no es beneficiario de ningún bono - Foto: Yonel Rosales |
Ella no es
la única sin DNI, este medio, conoce el caso de Otela, en el mismo lugar. Así
como el del sordomudo, a quien apodaron, Wilder, en el distrito de Tantamayo,
quien no sabe su nombre ni apellidos, pues apareció de la nada en el CP de San
Pedro de Pariarca. Situación similar padece Martina Esquivel Santos, que
tampoco cuenta con un documento de identidad, los organismos responsables de
dotarla de DNI no sortearon los obstáculos.