No obstante a que ya estamos
sorprendiéndonos con algunas joyitas de los que serían los nuevos miembros del
Congreso de la República, estos están obligados, por interés, a portarse bien,
no tanto por ellos, sino por los efectos negativos que pueden acarrear para la
entrante carrera electoral en contra del partido político o el sector que
representan. Sin embargo, no todas las
bancadas van a compartir la ambición de exhibirse como el mejor producto para
el 2021, pues tienen poco que perder, su condición de marginales opaca su
horizonte.
Una mayoría absoluta de 87 votos podrían coincidir en portarse bien - Imagen: Gestión - La República |
Por Yonel Rosales
Con la lección, que suponemos, aprendida, los nuevos congresistas medirán
sus movimientos e iniciativas a la hora de ejercer el cargo. Hay que ser muy
estúpidos para querer tener la suerte de Rosita Bartra o la de
cualquier otro detestado aprofujimorista, que más allá de no haber sido
electos, sufren el rechazo de los ciudadanos. Al topárselo en las calles los
miran como a bichos raros, la mayoría aguantándose a regañadientes de proferirles
insultos y algunos pocos aprovechan la ocasión de trolearles con un selfie bien
rochoso. Pocos despistados querrán imitar a los apestados, a no ser que su meta
solo sea endurecer más su voto duro.
Quienes nos sorprendieron por el
número de congresistas obtenidos, el Frepap y UPP, no consiguieron gran cosa en
votantes. Con mejor panorama de las cifras de los ganadores, en realidad pequeña,
podemos afirmar que no hubiera habido mucho que celebrar si alguno de ellos
despuntaba. Marco Sifuentes en La República; grafica cómo Acción Popular (AP) incrementó sus congresistas de 5 a 25,
no obstante a que consiguió la misma cantidad de votantes del 2016 solo porque
todas las agrupaciones están al ras pitufin. Si alguno de los partidos
obtenía más adherencias como los fujimoristas en la elección anterior, tanto
Frepap como UPP hubieran conseguido pocos parlamentarios. Ante esta realidad, el
objetivo va a ser crecer en la simpatía del electorado, cada quien a su estilo
tratará de hacer méritos.
Sin embargo, como pasa con el Frepap,
no todos estarán con miras a las elecciones del 2021 porque no tienen líderes
destacados que puedan dar la pelea. Por
su misma condición de ser una organización basada en el credo y el
fundamentalismo, les será difícil ser el vientre de alquiler de algún presidenciable.
De ahí que esta organización religiosa - política es una incógnita en cómo
actuará en el nuevo congreso. En esa línea se podría anotar a la bancada
fujimorista, aunque se disputen el liderazgo, a la fecha no hay un personaje
visible que equipare a Keiko, salvo Kenyi, por lo que el único fin que
perseguirán será obtener su cuota parlamentaria en las próximas elecciones. Con sangre en el ojo, ya habrán aprendido
la lección de portarse mal, por lo que estarán en prácticas intensivas de
contención de ira.
En cambio las bancadas de Acción
Popular (AP) aunque codeándose por quién los encabezará, Alianza para el
Progreso (APP) con César Acuña alucinando con la banda presidencial, porque ya
todo lo logró y lo único que le falta es ser mandatario, Podemos Perú con
Daniel Urresti siendo la locomotora, el desinflado Partido Morado a la cabeza
de Julio Guzmán, el Frente Amplio con Marco Arana arañando el carisma que
escasea y Somos Perú que ya pondrá su aviso de alquiler para algún urgido
candidato presidencial de última hora, dan señas qué sendero seguirán de aquí a
las próximas elecciones del 2021, entonar con el público y los grupos de
presión que exigimos reformas políticas y giros distinguidos en la lucha contra
la corrupción. Con las seis bancadas que
suman 87 parlamentarios parece que habrá una relativa mayoría absoluta que se
portará bien a diferencia de los disueltos aprofujimoristas.
¿Dónde queda UPP de Antauro Humala?
Al primer diálogo que convocó el presidente Martín Vizcarra decidió no asistir,
ya dejó claro cuál va a ser el juego de
esta agrupación radicaloide: distinguirse de los demás para fortalecer su voto
duro y de ahí crecer. Solo que UPP siempre es volátil, responde a los
intereses del dueño de la pelota José Vega Antonio. Ya pasó cuando llevaron a
Ollanta Humala de candidato, ni bien perdió la elección, abandonaron al
nacionalista en prioridad de sus intereses. En esta ocasión parece que Antauro
no es descartable, porque ambos se necesitan para sobrevivir.
Habría un concurso por portarse
bien con miras a la elección que ya está a la vuelta de la esquina, con
destacados méritos, si la reelección congresal estuviera permitida, pero ya no
hay reelección, la gran mayoría se
guiará por la conveniencia de portarse bien. Fortalecer su partido, en un
posible gobierno ganarse un carguito, quedar en el escaparate hasta el 2031,
destacar en pos de ser el próximo candidato regional, pueden ser algunos de
los sanos incentivos. Los que únicamente quieren trascender, todavía los hay, son
bichos incomprendidos.