Hemos vuelto a la Municipalidad
Provincial de Huamalíes después de algunos meses de calmadas las aguas a raíz
de la agresión física que sufrimos por publicar los audios de la corrupción no
aprendemos y nos sentimos como bicho raro en la comuna, seguido por los guardaespaldas o esbirros, que es lo
mismo. Sin embargo, descubrimos que existen otros similares a los bichos raros, como el tal gerente Darwin Astete,
y algunos regidores que se dejan tratar peor que a entenados. Así es
cuando tienes tus anticuchazos.
Cosas al interior de la Municipalidad de Huamalíes - Foto: Yonel Rosales |
Más en un clic: MIENTRAS MILES DE CAMPESINOS RUEGAN POR APOYO, COSTOSOS
FUNGICIDAS Y GUANO SE PUDREN EN LOS ALMACENES DEL GOBIERNO
Por
Yonel Rosales
En estos días, como quien no tiene
nada que hacer, fui en busca de información para completar la nota que hace
ratos lo tengo atrasada. Respetuosamente, aunque parezca que no, créanlo, me
anuncié en el reducto de don Severo Sánchez, lo que vendría a ser el registro
de ingreso y salida de visitantes, vecinos, visitantes y pobres mortales, como
este tipo que escribe, de moscas e insectos, que tan afanosamente se empeña el
susodicho en dejar por escrito y contabilizado. Con la severidad de su nombre y
la frescura de clase, don Severo, me advirtió que no ande haciendo desorden. Le
pedí que me aclare a qué tipo de desorden se refería y se limitó a disimular, creo
se dio cuenta tardíamente que sus poderes e ínfulas solo los puede imponer a
sus vasallos, nos dicen, a quienes les da un trato cordialísimo; sintiéndose
seguro que la muni es de su heredad por haber salvado a un exalcalde de ser
arrojado a la laguna, Lincol ¿no? Así también se gana un puesto, total, chamba
es chamba. ¡El bicho volvió y todos
alerta máxima! Al poco rato ya me tenían en estado de observación como en el laboratorio.
GERENTE CON PINTA DE BICHO RARO
Aunque algunos de mis agresores y
calumniadores, que evitaré mencionarlos por ahorrar espacios ya no están en los
mismos puestos, el resto me lo dejaba en claro que los había puesto al
descubierto. Eso no se perdona. Tras entrevistar a Néstor Fonseca, de quien me
había olvidado completamente en la nota de los transportistas, a pocos metros
tenía un tipo que ni para la chamba que lo contrataron es bueno, espiar, a no
ser que su intención era dejar en claro: TE ESTAMOS SIGUIENDO POR ÓRDENES DEL
ALCALDE “para que no hagas desorden”.
Luego de presentarme en la secre
del gerente Municipal Darwin Astete Hoyos, y me negaran al menos darle el
saludo, volví a insistir – así somos los periodistas, ¡quién no lo es en su
chamba! - para dejar constancia que busqué la versión de la comuna. Aceptó recibirme
el hombre de la agenda saturada. Mientras me presentaba y le decía quién michi
soy y por qué lo buscaba, otra vez el esbirro o chaleco. Por pocas entra a
revisar qué hacemos. Debe ser la inteligencia del alcalde, ¡qué inteligentes,
caracho!, supuse. Bueno, otra vez, tras casi reírme en la cara del tal Astete,
por la pachotada que acababa de decirme, volví a insistir que necesitaba
entrevistarlo de las obras paralizadas como el drenaje, el camino vecinal a Jirpún,
la ejecución sin la aprobación del Concejo y otros temas. O sea, primero se
pone los zapatos y encima las medias. El mencionado funcionario volvió a
decirme lo mismo.
“La ley orgánica me prohíbe brindar declaraciones a la prensa”, “que no
podía declarar sin la autorización de
mi jefito del alcalde” y bobadas más y menos. Sin dejar de sorprenderme en
su cara pelada y ponerle ejemplos de las enésimas veces que entrevisté a
funcionarios de su nivel y de más, así como a sus antecesores, pues no son
secretos de Estado, calculé que perdía mi tiempo. Si no puedes formular una
oración o defender tus ideas, explicar la chamba que haces o el asiento que
calientas don Darwin Astete, estás por la santa. Me parece un bicho raro, que en toda mi carrera periodística es la
primera vez que me sale con semejante sandez.
COMO A SUS ENTENADOS
Y el tipo ese y un sereno, no
dejaban de seguirme. Ya cuando me retiraba en el primer piso, ante la atenta
mirada del dueño del reino, que en realidad no se extiende más allá de su
cubículo de registro, más ojos y oídos, debía apresurar mi diálogo con el
procurador Mejía. Porque el bicho raro, también se incomoda de ser el bicho
raro, aunque no lo crean. Más todavía cuando siguen creyendo que uno debe
agachar la cabeza cuando le agreden. Uno se lo busca como periodista, porque estamos
para publicar lo que otros buscan ocultar, pero si en ese trajín me faltan, sí
que no me callo. Yo no me voy agachadito por el hecho que me quitan la cámara,
así como tampoco hoy me callo cuando me mandan sus esbirros a seguirme.
Pero hay otros sí que agachan la
cabeza. ¡Qué vergüenza!, lo que uno se entera. Es así, a veces se tiene que
morder la lengua cuando se deben de chicharrones y anticuchazos. De repente no
podríamos clasificarlos entre los bichos raros. Quizás sean bichos humillados,
a lo mucho. Hablando de bichos en el sentido coloquial, tanto así que me
incluyo, no se ofendan.
En la última sesión de concejo, los
regidores Héctor no sé qué y Ketty Sánchez se habrían opuesto a que se apruebe
el drenaje de Los Incas, “dizque” y lo entrecomillo, porque mis sospechas van
por otro poderoso don caballero es. El pedido de aprobación del alcalde Ricardo
Tello, tuvo que someterse a votación hasta por dos o tres, de repente más
veces. Pero previamente, con la amabilidad característica de Tello, les dio una
tremenda gritadera, como a sus entenados, es poco, porque es ante los ojos de
los demás el padrastro disimula. Habría que escuchar la grabación. No sería la
primera vez que a los cinco del video, los tratan así, pero esta vez pasó los
límites. Al final, terminaron por aprobar. Cosas raras, bichos raros, siendo el
pleno del concejo la máxima autoridad. Quien la debe la teme.