BICHOS RAROS - Desde la Torre

PORTADA

miércoles, 19 de febrero de 2020

BICHOS RAROS


Hemos vuelto a la Municipalidad Provincial de Huamalíes después de algunos meses de calmadas las aguas a raíz de la agresión física que sufrimos por publicar los audios de la corrupción no aprendemos y nos sentimos como bicho raro en la comuna, seguido por los guardaespaldas o esbirros, que es lo mismo. Sin embargo, descubrimos que existen otros similares a los bichos raros, como el tal gerente Darwin Astete, y algunos regidores que se dejan tratar peor que a entenados. Así es cuando tienes tus anticuchazos.    
Cosas al interior de la Municipalidad de Huamalíes - Foto: Yonel Rosales 

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Por Yonel Rosales

En estos días, como quien no tiene nada que hacer, fui en busca de información para completar la nota que hace ratos lo tengo atrasada. Respetuosamente, aunque parezca que no, créanlo, me anuncié en el reducto de don Severo Sánchez, lo que vendría a ser el registro de ingreso y salida de visitantes, vecinos, visitantes y pobres mortales, como este tipo que escribe, de moscas e insectos, que tan afanosamente se empeña el susodicho en dejar por escrito y contabilizado. Con la severidad de su nombre y la frescura de clase, don Severo, me advirtió que no ande haciendo desorden. Le pedí que me aclare a qué tipo de desorden se refería y se limitó a disimular, creo se dio cuenta tardíamente que sus poderes e ínfulas solo los puede imponer a sus vasallos, nos dicen, a quienes les da un trato cordialísimo; sintiéndose seguro que la muni es de su heredad por haber salvado a un exalcalde de ser arrojado a la laguna, Lincol ¿no? Así también se gana un puesto, total, chamba es chamba.  ¡El bicho volvió y todos alerta máxima! Al poco rato ya me tenían en estado de observación como en el laboratorio.

GERENTE CON PINTA DE BICHO RARO
Aunque algunos de mis agresores y calumniadores, que evitaré mencionarlos por ahorrar espacios ya no están en los mismos puestos, el resto me lo dejaba en claro que los había puesto al descubierto. Eso no se perdona. Tras entrevistar a Néstor Fonseca, de quien me había olvidado completamente en la nota de los transportistas, a pocos metros tenía un tipo que ni para la chamba que lo contrataron es bueno, espiar, a no ser que su intención era dejar en claro: TE ESTAMOS SIGUIENDO POR ÓRDENES DEL ALCALDE “para que no hagas desorden”.
Luego de presentarme en la secre del gerente Municipal Darwin Astete Hoyos, y me negaran al menos darle el saludo, volví a insistir – así somos los periodistas, ¡quién no lo es en su chamba! - para dejar constancia que busqué la versión de la comuna. Aceptó recibirme el hombre de la agenda saturada. Mientras me presentaba y le decía quién michi soy y por qué lo buscaba, otra vez el esbirro o chaleco. Por pocas entra a revisar qué hacemos. Debe ser la inteligencia del alcalde, ¡qué inteligentes, caracho!, supuse. Bueno, otra vez, tras casi reírme en la cara del tal Astete, por la pachotada que acababa de decirme, volví a insistir que necesitaba entrevistarlo de las obras paralizadas como el drenaje, el camino vecinal a Jirpún, la ejecución sin la aprobación del Concejo y otros temas. O sea, primero se pone los zapatos y encima las medias. El mencionado funcionario volvió a decirme lo mismo.
“La ley orgánica me prohíbe brindar declaraciones a la prensa”, “que no podía declarar sin la autorización  de mi jefito del alcalde” y bobadas más y menos. Sin dejar de sorprenderme en su cara pelada y ponerle ejemplos de las enésimas veces que entrevisté a funcionarios de su nivel y de más, así como a sus antecesores, pues no son secretos de Estado, calculé que perdía mi tiempo. Si no puedes formular una oración o defender tus ideas, explicar la chamba que haces o el asiento que calientas don Darwin Astete, estás por la santa. Me parece un bicho raro, que en toda mi carrera periodística es la primera vez que me sale con semejante sandez.

COMO A SUS ENTENADOS
Y el tipo ese y un sereno, no dejaban de seguirme. Ya cuando me retiraba en el primer piso, ante la atenta mirada del dueño del reino, que en realidad no se extiende más allá de su cubículo de registro, más ojos y oídos, debía apresurar mi diálogo con el procurador Mejía. Porque el bicho raro, también se incomoda de ser el bicho raro, aunque no lo crean. Más todavía cuando siguen creyendo que uno debe agachar la cabeza cuando le agreden. Uno se lo busca como periodista, porque estamos para publicar lo que otros buscan ocultar, pero si en ese trajín me faltan, sí que no me callo. Yo no me voy agachadito por el hecho que me quitan la cámara, así como tampoco hoy me callo cuando me mandan sus esbirros a seguirme.
Pero hay otros sí que agachan la cabeza. ¡Qué vergüenza!, lo que uno se entera. Es así, a veces se tiene que morder la lengua cuando se deben de chicharrones y anticuchazos. De repente no podríamos clasificarlos entre los bichos raros. Quizás sean bichos humillados, a lo mucho. Hablando de bichos en el sentido coloquial, tanto así que me incluyo, no se ofendan.
En la última sesión de concejo, los regidores Héctor no sé qué y Ketty Sánchez se habrían opuesto a que se apruebe el drenaje de Los Incas, “dizque” y lo entrecomillo, porque mis sospechas van por otro poderoso don caballero es. El pedido de aprobación del alcalde Ricardo Tello, tuvo que someterse a votación hasta por dos o tres, de repente más veces. Pero previamente, con la amabilidad característica de Tello, les dio una tremenda gritadera, como a sus entenados, es poco, porque es ante los ojos de los demás el padrastro disimula. Habría que escuchar la grabación. No sería la primera vez que a los cinco del video, los tratan así, pero esta vez pasó los límites. Al final, terminaron por aprobar. Cosas raras, bichos raros, siendo el pleno del concejo la máxima autoridad. Quien la debe la teme.       

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