No soy brujo, pero algo de la caída
de PPK avizoré, en mi columna “Perder, soga y cabra”, a inicios de enero. Ya se
fue el lobista PPK. Sin embargo, esta renuncia no soluciona el problema de
fondo, la putrefacción de la política en general, es estructural. No hay una
izquierda ni derecha ni centro que nos pueda salvar, casi todos están en el
mismo saco, la diferencia está en algunos
que robaron menos, evocando al fujimorista Jorge Trelles, de “nosotros
matamos menos”.
Los descubrimos con el pantalón abajo y da asco - Foto: La República |
Más en un clic: PERDER SOGA Y CABRA
Por Yonel Rosales
El líder más conspicuo de la
izquierda democrática, carismático y encantador de masas, el brasileño Lula Da
Silva, es casi la cabeza del escándalo más grande de corrupción multinacional
de Odebrecht, sentenciado en segunda instancia a más de ocho años de prisión,
pero que puede volver a ser reelecto. Defender
que Lula no sabía nada de nada de la pirámide de corrupción que se extendía no
solo por su país, sino por todo América del Sur y con exitosa exportación al
África, es como decir que Alberto Fujimori no sabía nadita de lo que hacía
Vladimiro Montesinos. Los que propugnamos el fin de la política usurera, venga
de donde venga, no podemos disimular por el hecho, que este sea un compañero o
alguien afín.
Pero la miasma de la corrupción no hace
distingo entre si eres de izquierda, derecha o de centro, los ejemplos sobran.
La gigante corruptora Odebrecht nos lo ha demostrado, presidentes, políticos de
toda casta recibieron la suya. Solo fijémonos en nuestro país. Jorge Barata,
confesó que igualmente financió a Keiko Fujimori, la ultraderecha peruana,
financió la campaña contra la revocatoria de Susana Villarán, de la izquierda
light o rosada, a Alan García, a quien la plata le llega sola de la mano de la
constructora, el falso nacionalismo de Ollanta Humala no resistió a la tentación.
Los ejemplos sobran.
Quizás lo sorpresivo, fue que los
puritanos, los tecnócratas, los más destacados especialistas, los que no entienden
de política, los que solo son técnicos, también están en la cochinada. Escuchar
primero a Moreno el exasesor de PPK, a quien ya olvidamos que negociaba con la
salud de los pobres del SIS porque es una mina de oro; ahora, indignarnos con
lo dicho por Freddy Aragón, el exsuperintendente de la Sucamec, de cómo hacerse millonario sin mover ni un
dedo; o con la frase de tú ya sabes cómo es la nuez, dichas por el ministro
de Transportes, Bruno Giufra, destacado técnico, alabado y engreído por la gran
prensa, y el resto de los anticuchazos
que se reveló, es verlos con el pantalón abajo, es descubrirlos cagando.
Así hacen plata, y es un asco. Mientras
tú, yo y los demás que nos rompemos el lomo para ganarnos el pan, ellos, los
corruptos no tienen que ni siquiera mover el dedo para hacerse de millonadas.
¿Entienden por qué tanta inversión en las campañas? Moléstate, amárgate, y
sigue trabajando duro, porque el vivo vive del tonto, los tontos de su trabajo,
y los vivos son nuestros políticos.
Este clímax, este goce, pajazo u
orgía de la corrupción no terminará con la salida de PPK, ni hay sector político
que nos salve. Leer a Alfonso Quiroz, a
uno lo tienta al pesimismo, porque hasta nuestra independencia está sellada con
la corrupción de nuestro libertador José de San Martín. ¿A estas alturas podríamos
acabar con la corrupción sistémica de nuestro país, que allá por el año 1735, con
el bien intencionado Antonio de Ulloa se intentó cambiar? Otra vez citando a
Quiroz. Es muy difícil, pero no imposible, aún soy joven, no tengo los años encorvados
de mi dentista, que perdió toda fe por el cambio, yo era igual que tú cuando
era joven, me dijo.
Creo que ni la izquierda, ni la
derecha ni el centro nos salvará de los ladrones de saco y corbata, seguirán
llenándose los bolsillos a costa de todos. Llego
a la conclusión que la izquierda es menos corrupta porque menos oportunidades
de gobierno tuvo, quizás si gobernaran igual tiempo que los de siempre,
estarían a la par. Solo los hombres honestos, sea de izquierda, del centro o
derecha, nos salvarán. Es hora de que
los hombres y mujeres honestos vuelvan a ocupar los espacios que abandonaron, fueron
suplidos por los corruptos, y es tiempo de que la gente se involucre, se
comprometa y sea un actor político. Que no solo exija penas de muerte para los
corruptos, porque las penas no son el problema, sino un sistema judicial venal, que mete presos al ladrón de la esquina,
pero que con los ladrones de cuello y corbata, alega el debido proceso, las
leguleyadas, la dilatación, hasta llegar a la ansiada prescripción. Necesitamos
de gentes radicales contra la corrupción.