Los escenarios de lucha son también
los espacios para hacer memoria. También despiertan lo peor de los extremos, de
izquierda o derecha. Navegando en la red, me topo con un post que plantea que la
solución a la pésima calidad de la educación y las protestas, es privatizarla;
entre otras opciones, para acabar con la
huelga magisterial, bastaría con dirigir un misil a la plaza San Martín o
liberar a Montesinos y al grupo Colina. Ya sabemos, en el fujimontesinismo
de los 90 lo mejor que sabían hacer, en estos casos, es matar. Estas
alternativas de solución a un justo reclamo tienen más de mil veces compartida
en el Facebook, difundida fervientemente por los más rancios del fujimorismo,
entre ellos, el paz decano de mi honroso Colegio de Periodistas del Perú -Pasco,
Alejandro Pasquel.
Este es el post que da inicio a esta columna - Imagen: Facebook |
Lee más: LOS TRAIDORES DE LA HUELGA
Por Yonel Rosales
El post en cuestión, plantea que no hay plata para aumentar el salario
docente, porque solo el 30% de los formales paga impuestos al Estado, mientras
que el 70% no aporta. Habría que recordarles que este es el sistema
impuesto por el propio fujimorismo, modelo que se aplica durante más de dos
décadas, en el que se hace lo que se puede para sobrevivir, eso explica el 70%
de informalidad. No hay plata, dice, porque los “rojos” se tumbaron la gran
minería de Conga y Tía María; la minería favorece a unos cuantos, en perjuicio
de miles si no se explota con medidas de protección ambiental. Un ejemplo recurrente del fracaso de la
gran minería, que callan casi todos, es Cerro de Pasco. El cinismo del
fujimontesinismo es duro. Dice que tampoco el pago de las deudas de grandes
empresas como Telefónica alcanzaría para los aumentos. ¿Ayudarían a juntar
plata si los condenados por corrupción, entre ellos Alberto Fujimori, pagaran las
millonarias indemnizaciones al Estado por las tropelía que cometieron?, sería una gran fuente de ingresos luchar en
serio contra la corrupción que se tiran 20 mil millones de soles al año según
la Contraloría de la República; sería un gran aporte elevar la presión
tributaria, que los propios fujimoristas votaron a favor de exoneraciones
tributarias a grandes empresas.
Si los fujimoristas, así como gastan en campañas pagaran las indemnizaciones - Imagen: Facebook |
No, la solución para el
fujimontesinismo está en un misil contra los maestros concentrados en la plaza
San Martín, liberar a Vladimiro Montesino y al Grupo Colina “para que solucione
este problema”, y otras tonterías más, como privatizarla. Imagínese, miles de
gentes tienen a las justas para comer y ¿van a poder pagar la educación de sus
hijos? En la misma página “Rojos y caviares nunca más”, una pésima imitación de
“Fujimori nunca más”, que se sustenta con historia e ingenio, los fujis plantean como alternativa liberar
a Martín Rivas y Montesinos para acabar con estas protestas y los infiltrados
del Movadef.
No pude evitarlo, esta columna no
pretendía discutir las necedades del fujimontesinismo, que está vivito y
coleando. Si no poner en agenda la entraña represiva, intolerante de esta
organización, su dobles, como dijera alguna vez Hildebrandt, “el fujimorismo no
es una corriente política. Es una propuesta delictiva, un resumen de lo peor”. El
fujimorismo se queja del odio que supuestamente se infunde contra ellos, porque
rememorar la historia y sus crímenes es odio. Hace unos días, manifestaciones
artísticas que recordaban sus actos en los 90 en el LUM, fue vetado, prohibido
y obligó la renuncia de su director, porque dizque recordar los hechos es odiarlos, cuando lo llevan en sus genes, sus
manifestaciones como del post que hablo lo demuestran.
Los maestros tienen la responsabilidad de mantener viva la memoria colectiva - Imagen: Facebook |
Los maestros tienen la sartén por el mango para curarnos del lastre
fujimorista. Narrar la historia, mantener viva la memoria colectiva a través de
los estudiantes, educar a los que reemplazarán a los desmemoriados ciudadanos. Pero las
esperanzas se desvanecen cuando no pocos docentes son fervientes fujimoristas,
que olvidaron la represión contra la huelga de los 90, las muertes de líderes
sindicales, como Pedro Huilca, etc. etc. Se ensombrecen, cuando esos mismos
maestros que ahora luchan en las calles, defienden a sus verdugos, a los
gobiernos que precarizaron la educación, el fujiaprismo.
Esta sería la explicación más genial a la tonta pregunta de algunos periodistas interesados - Imagen: Facebook |
Un porcentaje de los docentes,
también decepcionan cuando algunos de sus líderes y ellos rechazan que a la
tercera evaluación, que incluye capacitaciones, no sean despedidos. En todo
sector la evaluación es fundamental para hacer cambios, si vas a mantener en
los mismos puestos a quienes no rinden, no sé qué sentido tiene evaluar,
sigamos como estamos. Creo esta posición ya juega en contra de la huelga. Si la ministra tuviera iniciativa política,
hace ratos hubiera atacado por este flanco para descalificar la protesta que ahorita goza de respaldo popular, más
que insistir con la tonta estigmatización a los manifestantes con el
terrorismo. Es más potente discursar que los maestros se oponen a ser evaluados
y por eso hacen huelga. Aunque alguien dirá, como Nicolás Lynch, no puedes
evaluar a un hambriento. Cuidado, la evaluación puede ser el talón de Aquiles.
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