Desde muy temprano, campesinos de
la Comunidad Campesina de Puños, se dirigieron a pie hasta las chacras
comunales para cosechar las ricas papas Huayro. Entre comuneros de los cuatro
barrios, vendieron las papas a 40, 30 y
15 soles el saco.
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Selección y reparto de papas a los comuneros - Foto: YR |
Por Yonel Rosales
Con los cashus al hombro, los que
no terminaron con mucar en la anterior faena, con sus pesadas chaquitallas. Mujeres
provistas de costales y shicras (ceretas) tejidas de viejas rafias y, unas
cuantas, del quisuar de la puna. Niños jugueteando con sus galgos, arreando
chanchos, ovejas, acémilas, entre burros, caballos, yeguas y las más mulas, desde
muy temprano, los miembros de la Comunidad Campesina de Puños, entre grandes y
chicos, mujeres y varones, y algunos ancianos como el abuelo Magno Capcha, con su pronunciada joroba a cuestas, emprendieron
la larga caminata a las faldas de la laguna Jirincocha, para cosechar las ricas
papas huayro.
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La faena comunal para la cosecha de papas - Foto: YR |
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Los que no culminaron mucar en la faena anterior se nivelan - Foto: YR |
Tal como programaron la junta directiva
central, y las directivas de los cuatro barrios, Santa Rosa, San Francisco, San
Pablo y San Pedro, además de la que está en formación, San Ignacio, la faena comunal
resultó siendo una deliciosa cosecha. En el chacchapacuy (masticar hojas de
coca), wilanacuy (informarse en la reunión nocturna) de la víspera, presidida
por el presidente de la comunidad, Norbil Carhuapoma, los dirigentes establecieron los topes para los precios de la papa y la
forma de trabajo.
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La chachapada antes de comenzar las labores - Foto: YR |
Reunidos y descansados los
comuneros inician la faena, el presidente de barrio, deja en claro que todos deben meter la mano, grandes y chicos
si quieren compartir la deliciosa sopa con huayros recién escarbados, que
unas damas con tiznas de carbón cocinan al borde del riachuelo, llorando y
maldiciendo al humo de la tullpa. Se acuerda que la papa se seleccionará en cuatro
calidades, con los siguientes precios. Picha (grandes) o primera a 40 soles el
saco, segunda (medianas) 30, acapa (chiquitas y dañadas) a 15 y las semillas
para el próximo sembrío. Pero los precios varían para los que no son miembros
de la comunidad. El dirigente aprovecha la breve reunión, para informar otras
actividades, y no falta un apurado por iniciar a escarbar.
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Arduo trabajo en sacar y recoger la papa - Foto: YR |
Luego de la chacchapada,
respetuosamente, por orden de prioridad, las labores inician por sacar las
papas que le corresponden a la junta directiva de la Comunidad, y tras
entregarle conforme, recién se comienza con las parcelas que pertenecen al
barrio. Como en otras oportunidades, el
barrio San Francisco, ya había terminado con la cosecha para la hora del
almuerzo. Unidos todos, luego de refrescarse en las corrientes del agua,
enjugarse los sudores de la frente y las manos callosas bañadas de tierra,
improvisan asientos sobre el piso, donde compartimos una copia sin color del conocido
aguadito; arroces espesos, alguna que otra zanahoria que pretende ser cuadrada
o arvejas, con unas piscas de culantro que le dan sabor. Acompañadas de sonrientes
papas huayros, para quienes falta valor pelarlos, uno quisiera comerlos con
cáscara y todo a los olorosos pectus (pachurrados). Si no te basta el plato de
sopa y la yapa, métele papa, porque queda un perol.
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El almuerzo, papas con sopa - Foto: YR |
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Grandes extensiones de cultivos comunales - Foto: YR |
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Los animales pastan mientras los comuneros trabajan - Foto: YR |
Los comuneros que comprarán las
papas se apuntan en la lista del presidente de barrio, hacen tratos y arreglos
con el tesorero, con plazos de pago que pueden ser de dos meses o más, pero la
cuestión es que pagues el costo del saco. A
todos los faenantes les corresponde su shicra de papas, de acuerdo a lo tareado.
Los que vinieron con acémilas apresuran sus cargas, y los que no, flojos como
yo, sin cargar mi porción de wayros, poncho al hombro aceleramos el paso para
verlos subir la cuesta, acompasados con los quejosos gruñidos de los cerdos cuando
vuelven a casa en las tardes. Los sigo atrás, antes que la profunda oscuridad,
su frío y su silencio, la noche de la puna me atrape.
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Los ríos profundos y sus seres - Foto: YR |
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La hora de regreso a casa con los productos de la cosecha - Foto: YR |