El agresor ya había logrado
convencer a su víctima de volver a la casa de la tortura y la madre aceptó por
sus dos hijos, sobre todo por el que se había quedado sin teta. Aunque se demoraron un poquitín, la policía y el CEM Huamalíes,
llegaron a Quiprán, en el distrito de Chavín de Pariarca, para brindar
protección a la familia.
Sujeto la golpeaba porque que se acabó la sal o el azúcar - Foto: Yonel Rosales |
Más en un clic: NI INVISIBLES NI OLVIDADOS, LOS QUE NO EXISTEN PARA EL ESTADO
Por Yonel Rosales
Hace aproximadamente dos semanas se comunicó a la
línea 100 la agresión constante que sufría una joven madre de familia en el
distrito de Chavín de Pariarca, por parte de su pareja. Quien,
según narraron los familiares a Desde la Torre, la golpeaba a patadas, puñetes
y a palos, por el solo hecho que la mujer terminó el aceite, la sal, el arroz,
al preparar los alimentos para los niños y su agresor. La penúltima vez que escapó, su madre la convenció de volver con su
esposo por el bebé que quedó sin pecho.
Tras ser golpeada con un palo por el marido, el viernes
último, la víctima, estaba convencida de no retornar aunque los niños no
tuvieran a su madre, debido a que el agresivo se negaba dejarlos ir con su progenitora.
Previamente había pedido apoyo a través de la línea 100. Pero el lunes,
el agresor fue a buscarla a su casa y rogándola que vuelva por los dos niños,
con la promesa de que esta vez no la golpearía, logró su objetivo. Conmovida por cómo estaría el niño, tres
días sin lactar, aceptó. Sin embargo, los representantes del CEM Huamalíes y la
policía ya estaban tras el caso.
CEM Huamalíes y la Policía rescataron a las víctimas de su agresor y la pusieron en la familia de la víctima - Foto: Yonel Rosales |
Finalmente, la autoridad llegó a la vivienda del
agresor, donde la víctima intentó desmentir su propio pedido de auxilio, encubriendo
a su victimario, y casi, casi, decir que tenía una vida color de
rosa. De algún modo, lograron hacer declarar a la joven mamá, aunque pusieron
al descubierto al quien reportó el hecho, y ahora estoy con miedito porque
ya me habría jurado la madre decidió que ya no podía vivir junto a su
agresor. Recogió sus cosas, a los niños y su DNI, que el esposo no le quería
entregar para que cobre el bono, y partió con otro destino, bajo el resguardo
de la Policía y el CEM.