Ya no recuerdo si lo escuché o lo leí por ahí. “La gente nos rogará porque vaquemos a Castillo”, algo así decía un nostálgico fujimorista, luego que fracasara la prematura vacancia contra el presidente Pedro Castillo. Consideré que se trataba de un comentario despistado y exagerado. Por encima de las clarísimas necedades del mandatario, creía que con los pocos ministros destacados: Francke, Vázquez, Torres o Zevallos el presidente tomaría el rumbo más certero y exitoso para el país, con grandes réditos políticos para la izquierda. Solo bastaron pocos meses y las reiteradas patinadas para acabar con las esperanzas de cambios del supuesto gobierno del cambio.
Una dupla de despistados, el presidente y una izquierda sin futuro imaginario maravilloso que esté construyendo - Imágenes: Perú Noticias y Gestión |
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Por Yonel Rosales
Castillo nos cree de su misma condición, por ello está convencido que le
creemos todas las tonteras que dice para tratar de zafarse de sus
responsabilidades en las permanentes crisis. A veces pienso que
Castillo, acostumbrado al aula, cree jugar al gobierno con los niños de
primaria a quienes puede engañar con cualquier tontería. Por eso no tiene
autocrítica ni enmienda. Toda la culpa la echa al congreso, no digo que el
congreso sea santo de devoción, pero él se empeña por dispararse a los pies.
Sus primeras presentaciones de
candidato dejó claro su vaguedad. Hay una entrevista como sindicalista
magisterial donde no puede sustentar lo que pide, por eso me atreví decir: ¿los
docentes están bien representados?, ¿este era lo mejorcito que tenían? Ahora, viendo a Castillo como un político
más, metido en escándalos de corrupción, con manejos asolapados y reiteradas burradas.
¿El magisterio sigue orgulloso del profesor o “prosor”, como ya lo dicen?
Digo esto porque fueron los maestros quienes lo impulsaron y trabajaron mejor
que un militante para su victoria. Son los principales responsables de tener a
señor como presidente. Que reconoce no estar preparado y, lo peor, no aprende.
A la desventura en el gobierno, tenemos la comparsa de una izquierda
tóxica y tonta, muy tonta. Nos tocó la peor izquierda, anacrónica, extremista
solo en el discurso, exigente de purismo con los otros pero igual de corrupta cuando
se trata de ellos. Esta no
distingue al rival político. Está convencida que esta ocasión de llenarse los bolsillos.
Es tan tonta que prefiere ceder espacios a la derecha que a la izquierda
moderada o a lo que ellos laman caviares. Por ejemplo, Perú Libre está
contentísimo con el nuevo ministro de economía que reemplazó a Francke, a quien
detestaban pese a su visión más afín a lo que ellos dicen ser. El rollo
antineoliberal se lo guardaron para otra estafa. Prefieren odiar a los
progresistas y se abrazan y pactan con la derecha más rancia y fascista.
Castillo y esta izquierda tóxica, para no utilizar ese dicho popular machista,
es el mismo político con distinto polo, polo medio rojo. En seis
meses demostró con creces que no se hacen ascos de favorecer a corruptos o que
le paguen la fiesta de su hija. Su secretario hallado con 20 mil dólares en el
baño. Licitaciones de millonarias inversiones gracias a Karelim López.
Argollismo, designaciones vergonzosas, sin el menor mérito. Recuerdo que en la huelga magisterial
criticaban, con razón, a la ministra de educación por ser solo bachiller. Se
supone que en eso no se incurre, pero el exministro del ambiente era un bachiller.
Le sigue un largo etc. que pone en evidencia al “gobierno del cambio” siendo
más de los mismo, con la añadidura de ser muy tonta.
Escuché a Rosa María Palacios,
burlarse y menospreciar a los nuevos ladrones,
que se robarán los “picaportes, los ceniceros”, como si la corrupción de ese
nivel es más despreciable que tirarse millones como lo hacen los de siempre.
En todo caso, la gran diferencia está que unos son pirañas y los otros tiburones,
cachalotes. Elegimos a las pirañas. Por todo esto, si tendría que elegir entre
el Fujimorismo y Castillo, volvería a votar por el mal menor. El mal mayor ya
perdió tres veces y no se resigna.
Este presidente despistado, la izquierda tóxica y tonta, muy tonta, no
ofrece nada nuevo ni bueno. En educación, tanto PL, los fujimoristas y toda la
derecha votan juntitos para traerse abajo la Sunedu y algún inicio de mejora. Solo
la educación de calidad hará posible que no haya más pobres en este país rico.
En transportes igual, teniendo el Perú una de las tasas altas de mortandad por
accidentes de tránsito, el caos, el desorden. Lima es invivible. ¿Alguna gran iniciativa anticorrupción?,
¿De qué cambio hablan estos tontos ultras?
En serio, pese a todo, tenía alguna
esperanza de un gobierno distinto, el cambio que dijeron. Un gobierno que
sienta las bases para despejar dudas sobre la demonizada izquierda. Con algo de
éxito en cinco años la izquierda tendría otra imagen. En vez de eso, a la demonización con el terruqueo, ahora le añadirán la
ineptitud, la incapacidad. Con un Pedro Castillo, que no tiene el sencillo
sentido común de distinguir el bien del mal. Pasó con el reconocido exministro
Avelino Guillén. Que no distingue entre quien le denigró, y nombró al exprimer
ministro Valer, un pegamujeres, camaleón de todos los partidos, exaprista,
defensor del “puerco” López Aliaga. ¿Dónde
están sus principios? Ya pues, si no puedes discernir eso, eres uno más de los
de siempre.
No obstante, no voy a rogar porque lo vaquen, como parece premonitoria esa afirmación de la derecha, con el mentado pueblo harto de las necedades de Castillo. Pero por el bien del país, es mejor que se vaya. Traicionar la promesa del cambio debe ser castigado severamente. Ojalá lo reemplazara Dina Boluarte, quizás esté a la altura del reto.