Hace ratos lo dijimos, el proceso de vacancia contra el alcalde de la
Municipalidad de Huamalíes, Ricardo Tello, a cambio de ser una anécdota
aleccionadora se convirtió en un drama, que al parecer dejará viudas y
orfandades. Un drama de quinta, con
trastabilladas propias del Chavo del ocho, actuadas apasionadamente por
el propio titular del pliego, sus regidores afines y su reparto, con tremendas “ideotas”
(de ideas), como hacerse los locos ante las resoluciones del Jurado Nacional de
Elecciones (JNE) por las evidentes dilaciones o como haber pretendido vacar a
la primera regidora Angélica Jara, por no alinearse con el ejecutivo. ¡Qué gran
“ideota”! Por estas consideraciones, el largo proceso, nos pareció una
telellorona, que menos mal llega a su fin.
Una telellorona en el que todos son los culpables, menos él, pese a que habría firmado el documento que dio pie a su proceso de vacancia - Imagen: Yonel Rosales |
Más en un clic: LA MINA DEL DESASTRE
Por Yonel Rosales
A fuerza de presión del JNE, ¡por fin! El concejo, amenazado por las
denuncias que ya estarían en curso en contra de los regidores Ketty Sánchez,
Héctor Guzmán, José Rosales, Russel Martel y Máximo Hidalgo, más su líder
Ricardo Tello, a quienes también les advirtió con vacarlos, decidieron dar quórum
a la sesión para discutir el proceso de vacancia del alcalde por presuntamente
haber contratado a su prima hermana en la comuna pese a la prohibición de las
leyes. Ese sencillísimo paso, que bastaría con un par de semanas para dejar
todo saneado, lo dilataron; trataron de estirar el chicle baboso a su antojo. Desde este espacio, contemplábamos que las
sucesivas postergaciones con barrabasadas que siempre sobran, fácilmente iban a
llegar a fin de año o quién sabe hasta que finalice el gobierno de Tello, con
la anuencia y complicidad de los regidores arriba mencionados. Pero menos
mal, la dureza del organismo electoral les hizo recular.
Este proceso dilatorio, de extender
la agonía a costa de los llatinos y huamalianos por la incertidumbre de no
saber finalmente quién terminará como alcalde, trae serias inconveniencias. El
plano nacional es un ejemplo, lo vivimos día a día, con la mayoría
aprofujimorista que solo persevera en sus intereses personalísimos. Las investigaciones judiciales y periodísticas
demuestran por qué estos indeseables defienden lo indefendible: arreglos bajo
la mesa, chamba para sus familiares, evasión de la justicia, etc. Adoran el
chancho no por el animal, sino por lo deliciosos chicharrones.
Si los regidores aquí mencionados hubiesen priorizado el deber por sobre
sus intereses personalísimos a estas alturas no continuaríamos con esta
discusión bizantina, si vacan o no al alcalde Tello Inocente. Casi un
año en la misma cantaleta. Sin embargo, pronto conoceremos los resultados,
luego de la apelación que hizo Lenin Lizano. Esta etapa ya es un gran logro
para el buen gobierno de la provincia. No
importa si el JNE resuelve no vacar a Tello, o sí hacerlo, lo interesante es
que finalizaremos con la incertidumbre y ojalá a partir de allí en el concejo
curen sus ojos verdes y apuesten por el desarrollo de la provincia.
Empero, siempre habrá ganadores y
perdedores. De hecho quienes cargamos la mayor parte de los platos rotos somos
los huamalianos, pero eso qué les importa a los seis socios, que están en la
misma cola, sobre todo los de Acción Popular, Ketty, Héctor, Ricardo; que como
los supuestos regidores de oposición piensan igual, escriben igual, erran
igual, puntúan igual, lo cual demostramos en los documentos que presentaron al
JNE. Decía, los acción populistas son
los otros perdedores, tanto los Tellolovers como los Wilylovers, ante la ocasión
de gobierno decidieron ser sanchopancistas, cuando bien pudieron apostar por un
buen gobierno para continuarlo otros cuatro años más, pues tenían a su líder no
electo, el señor Bajonero. Ahora no sabemos si todavía tienen futuro. Lo
cierto es que el capítulo final de Tellollorona ya está anunciado, donde el
alcalde Tello siempre se hará
ver como la víctima sin culpa. Lo vaquen o no, se lavará las manos de su
firma y sello, y denunciará confabulación.