La élite decisora del país se dará algunos golpes de pecho y se lanzarán algunas críticas, pero el sistema de salud seguirá igual - Composición: La República
Por Yonel Rosales
En la mañana escucho en radio
Exitosa, en el excelente programa de Manuel Rosas, a un cardiólogo que asegura
el fujiconverso pudo salvarse si tenía atención médica oportuna. El centro
de salud más cercano de Punta de Bombón en una zona rural de Arequipa, se
encontraba cerrada a esa hora de la madrugada. Murió en el camino cuando era
trasladado al hospital más cercano. Probablemente si el puesto de salud le
atendía le hubiese referido porque no cuentan con la capacidad resolutiva. Es
el pan de cada día en la zona rural cuando un pobre va por cura, ser referido,
no irá a la ciudad porque no tiene ni para el pasaje. Esas son las
condiciones del sistema de salud a nivel nacional, tanto en el Minsa como en
EsSalud o la policial, donde nos atendemos los pobres mortales. Sea en Lima o
en las zonas alejadas tenemos que sufrir por la falta de médicos, medicinas o
equipos médicos malogrados.
Solo si por suerte te topas con
un reportero de algún gran medio de comunicación consigues la ansiada atención médica,
es como si la élite le diera pan a un mendigo y se regocija de su buena acción.
Todos los enfermos haciendo cola en los hospitales o gente muriéndose en vida
en la zona rural, pues no tiene los recursos mínimos para aguantar la
mendicidad en la costosa ciudad, quisieran ir a la televisión para ser los
merecedores de la misericordia del mes y curar sus males. Pero una misma
noticia todos los días ya no vende, a los medios y su élite les aburre la
misericordia continua.
Los viacrucis diarios en la salud pública
les son ajenas a la élite gobernante y a la clase dominante del país. Por la
sencilla razón, ellos tienen sus clínicas y seguros médicos en prestigiosos establecimientos.
Nunca los verás peleando por una cita médica donde se atiende el pueblo. Ellos
tienen alta cobertura. Están en su derecho. Solo que indigna que un sector
tenga esos privilegios pagados con la plata de todos. El congresista Guerra
tenía un seguro privado pagado con la plata del pueblo, así como los
congresistas alienados del bloque magisterial que juraban acabar con estas
gollerías, hoy son el furgón de cola del fujicerronismo. Pero
los privilegios no solo son de los congresistas, también de sus trabajadores,
ministros, altos funcionarios del Estado de una larga lista de instituciones
autónomas que cuentan con seguros médicos privados, para ellos, su familia e
hijos hasta los 26 años, pagados por nosotros. Esta es la élite gobernante
que además de pagarles sueldos escandalosos tenemos que costearles sus
gollerías. Entonces a esta élite le importa un pepino lo que padecemos, porque
ellos tienen lo mejor de lo mejor, en salud, en educación, en cultura, etc. Tras
la muerte de Nano Guerra, volveremos a ver una película repetida y
desvergonzada, algunas críticas sigilosas entre la élite, algún golpe de pecho,
demandas por mejorar y nada más. Vuelta a la normalidad.
Recuerdo que una de sus críticas
incendiarias, que todavía tiene cegada a sus seguidores, fue contra estas
gollerías y sueldos dorados que hizo Pedro Castillo. Nada cambió, una vez
probado la miel decidió gozarlo. ¿Se imaginan qué cantidad de plata se despilfarra
en esos privilegios de la élite? Bien pueden servir para mejorar la
atención para todos. Y eso, sin contar las otras gollerías. Pero ni la muerte
del fujiconverso Nano Guerra, cambiará algo. Los políticos le lanzan halagos su
desaparición, muchos le recordaremos por decir que el sueldo mínimo de 930
soles es bastante. A esta derecha que todo lo ve privado, negocios. ¿Dónde
estuvo el seguro médico privado de alta cobertura para salvarle la vida?
Deberíamos prohibir mediante la constitución las gollerías para todo funcionario
público, mientras no se mejore para todos.