NUESTROS PROPIOS DEMONIOS - Desde la Torre

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miércoles, 6 de marzo de 2019

NUESTROS PROPIOS DEMONIOS


¿Quién no tiene sus propios demonios? Todos lo tienen. Estos son más grandes de acuerdo a la cima al que llega el dueño del demonio o por la monstruosidad de este. También se diferenciarían por el control del demonio, lo atas o te ata, eres su cautivo. Es el caso de Jonhy Lescano, pese a ser uno de los contados congresistas que se merecen el respeto y el aplauso del pueblo, ahora es quien se recibe el repudio con la denuncia de acoso. Es horrible que no haya aprendido de las lecciones a quienes fustiga por corruptos, mentirosos, estafadores, etc. En todo caso, demuestra lo humano que somos, sujetos a las leyes que nos caen con todo su peso. 

Qué tal propuesta para ser un hombre serio y qué feo echarle la culpa al huachi o al vendedor de la esquina - Foto: Exitosa


Por Yonel Rosales

Lescano es casi un héroe para miles de peruanos, así como para este columnista. ¿Quién no se ha sentido representado por él?, ¿cuántos habremos querido vociferar con toda la ira e indignación las injusticias que él denuncia, como ahora último con el sistema de AFP y ONP? Miles, miles de simples mortales. Pero solo es casi un héroe, que ahora patina en el fango del cinismo y escases de autocrítica. Comete los mismo ¿errores? Desvergonzados de los fujiapristas. Extraña que los años de experiencia, el olfato político no le haya funcionado al veterano parlamentario, con justicia, reelecto cuatro veces.
La denuncia de acoso, que parece inducido, como lo decimos en la sierra, porque “le dieron boca” a la periodista, vino como con una campaña de intriga, propio de las estrategias de publicidad que utilizamos los comunicadores, en el que obviamente sabemos de qué se trata pero el público ni idea. Tras el presunto acoso, se disculpó con la víctima, la relación amical continuó, al parecer sin que se repita el acoso, al menos no se revelaron otros chats. Este tipo de diálogo se da en confianza, si no le gusta tu afirmación, te disculpas y superas la agresión, si la presunta víctima considera insuficiente, te denuncia rechazando tu justificación. En cambio es sospechoso que tras aceptar las disculpas y continuar la relación con normalidad, se denuncie meses después. Ya parece chantaje o frustración, porque el congresista no haya metido la pata más al fondo, como lo habrían querido.   


El peso le cae con todo al denunciado. Desde su propuesta delictuosa hasta su reacción pésima, digna de Becerril o Mamani. Al no asumir la responsabilidad y no repetir las disculpas públicamente con hidalguía, y optar por echarle la culpa a terceros, (tu whattsapp no se lo das al vendedor de la esquina, como quiso hacer ver) o apelar a conspiraciones, queda como un sinvergüenza. La actitud, que parecía patente de las yesenias, ahora se refleja en el parlamentario imitable. ¿A dónde terminaremos por encausar los que lo teníamos como un modelo?, ¿qué consecuencias trae la caída del casi héroe en las multitudes? Terminamos por echarlos a todos en el mismo saco, a la espera que otro de la talla, hasta que a este se le escapen los demonios. Todos los tenemos. Es en estas circunstancias que llegamos a conocer si nuestros demonios nos dominan, claramente Lescano está dominado.   

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