LOS PERIODISTAS Y EL CLASISMO - Desde la Torre

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sƔbado, 2 de septiembre de 2017

LOS PERIODISTAS Y EL CLASISMO

En la huelga de los docentes hemos escuchado, visto o leĆ­do furibundos ataques de los periodistas de los grandes medios contra los manifestantes, soterrados o insinuantes denostaciones. TambiĆ©n solidaridad, adherencias crĆ­ticas, pocas, pero son. Tengo una tĆ­a que no es profesora y tiene hijas educadoras. Se queja del maltrato de los periodistas a los docentes movilizados, especialmente de RPP, su radio favorita porque no tiene otra alternativa. Ya les contĆ© que me reunĆ­ con docentes no huelguistas de distintas partes del paĆ­s por cuestiones laborales; tambiĆ©n entre ellos, la recurrente es el trato despectivo al profesor. Pero el periodista es miope con los errores del poder, del ministerio, gobierno. ¿Por quĆ© ese trato diferenciado?

Docentes en huelga en la plaza San MartĆ­n - Foto: Yonel Rosales
Por Yonel Rosales

SĆ­, hay docentes vagos, ociosos, improvisados, faltones, estĆ”n en el puesto porque no hay de otra. AsĆ­ como tenemos policĆ­as coimeros, abogados estafadores, periodistas mermeleros, obreros flojos, etc. Habemos de todo, no por eso los echamos a todos en el mismo saco. No por unos docentes extremistas o excarcelados senderistas en la protesta se va estigmatizarlos de terroristas, campaƱa de desinformación que inicialmente insistió el gobierno y sus periodistas acólitos para deslegitimar la huelga. En el tramo final, como lo advertĆ­, lograron debilitar la protesta con el argumento, “docentes no quieren ser evaluados”. Los periodistas juegan un papel importante en este escenario. Desde siempre atacan con que los “malos profesores” no piensan en la educación de esos niƱos pobres, malos docentes no piensan en los niƱos que pueden perder el aƱo. ¿Y cuĆ”ndo se ponen del lado de los pobres profesores, que si no lloran no hay aumento de mama?, ¿y cuĆ”ndo es el gobierno el malo que no se preocupa por la educación? Desde el colegio recuerdo las protestas de maestros, mientras no salen a las calles no los toman en cuenta. ¿Dónde estĆ” el progreso, el boom de la minerĆ­a si no es para todos?, ¿a quĆ© pocos bolsillos van a parar los ingentes recursos del crecimiento económico que nos repiten tarde y maƱana?    
¿QuĆ© lleva a los periodistas del cuarto poder, de los medios de la concentración a tomar una actitud repulsiva contra los manifestantes? “¡Sutep, Sutep, Sutep, clasista y combativo!”, es la clĆ”sica arenga de los maestros. Creo que aquĆ­ yace la respuesta. Clasista, “actitud de quien defiende las diferencias de clase y la discriminación por ese motivo”, ¿acaso los susodichos periodistas se desprendieron del sentimiento de clase? Ustedes lo saben mejor que yo, escuchar, ver, leer, impotentes las entrevistas o notas ofensivas. Una que recuerdo bastante, es la de Milagros Leiva en RPP Tv a Pedro Castillo y otros. Se nota el trato irascible, despótico, el diĆ”logo con la chusma, me imaginaba a la doƱa Clorinda y don Ramón, conteniendo el sopapo. Luego, ese mismo dĆ­a, Milagros tuvo un diĆ”logo cortĆ©s con el titular del Mincetur, parecĆ­an competir guiƱos. ¡Enorme diferencia en el trato! No obstante, los dirigentes no son tan clasistas, se prestaron al juego del fujimorismo, que teniendo una mayorĆ­a absoluta ni chicha ni limonada. SĆ­, lograron alargar la crisis de un gobierno maltrecho, que lo tiene bien merecido. No hay otra explicación, ¿por quĆ© alargar la huelga para no conseguir mĆ”s de lo que ya habĆ­a obtenido el CEN del SUTEP y el frustrado acuerdo del dirigente Castillo y Martens? Jugaron a pared con el fujimorismo. 
    
Milagros Leiva, una de las furibundas atacantes de los maestros - Foto: RPP
Casos de maltrato, no es la primera vez que observo, presten atención. El trato es similar contra quienes piensan distinto al sistema polĆ­tico que impera. Una entrevista con Verónika Mendoza, Marco Arana u Ollanta Humala (antes de ser gobierno), es similar, la consigna de estos periodistas es destrozarlos, descalificar su pensamiento, que no estĆ” mal, si no fuera porque cambian cuando entrevistan a Alan GarcĆ­a, Jorge del Castillo, o a la ministra Martens; esas entrevistas son chĆ”charas de comadres. Donde no fustigan los errores, delitos y debilidades que a los docentes se les atribuye. ¿Recuerdan a algĆŗn periodista de los grandes medios siendo iracundo, intolerante con los casos de corrupción que le hacen mĆ”s daƱo al paĆ­s?, yo no recuerdo a Leiva molestĆ”ndose con Alan o CastaƱeda pese a los indicios, pero sĆ­, con Ollanta, solo por desencuentros personales. Eso es clasismo de periodistas, se defienden entre ellos, pertenecen a ese cĆ­rculo de poder, de pensamiento. Hay excepciones, claro. Se indignan y pontifican con los abusos en Venezuela, mientras disimulan la violencia contra los docentes del PerĆŗ, para ellos es normal y correcto la estupidez del gobierno de cerrar la plaza San MartĆ­n y botar a patadas, bombazos a los docentes. ¿Y el artĆ­culo 2, inciso 12 de la Constitución, que supuestamente garantiza nuestro derecho a reunión en las plazas? Naca.


Reunión de los congresistas Karina Beteta y Guillermo Bocangel con docentes, el viernes 1, prometiéndoles la cabeza de la ministra de Educación - Foto: YR
¿Y de quĆ© lado estamos los periodistas de provincias? Obviamente con el pueblo, porque pertenecemos a esa clase. No somos de la Ć©lite, que se llena la boca, con su hipócrita preocupación por la educación pĆŗblica, mientras sus hijos estudian en colegios particulares de a mil dólares mensuales. Empero, la solidaridad es con cambio y mejora. La evaluación es buena, lo repito, tiene que ser para separar a los malos que no responden a las oportunidades dadas, sino, no tiene sentido reiteradas evaluaciones. Claro, se tienen que replantear el modo de evaluación, que parece sencilla si nos ceƱimos solo a las seis rĆŗbricas vigentes, el resto de progresiva aplicación. TambiĆ©n se debe reevaluar el despido del docente desaprobado, quizĆ”s reubicarlo en secciones administrativas. Llegar a consensos al respecto, es lo mĆ”s conveniente para mejorar la educación del pueblo. No obstante, con un dirigente como Castillo que no supo jugar en el mal diĆ”logo, no pueden llegar a buen puerto, tampoco serĆ­a posible con VelĆ”squez del CEN del Sutep. De ambos bandos, del CEN y de los disidentes, ninguno da la talla. En cambio, la situación serĆ­a otra con Jamer Villena o Edgardo Escobar, personajes opuestos a quienes entrevistĆ© y denotan liderazgos.            

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